[06] Y continuan los secretos...

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Había tenido que pasar dos días para que al fin le diesen el alta a Kaitlyn, y así poder irnos a casa.

Me encontraba de pie junto a la camilla, vistiendo a mi pequeña con una sonrisa, la sostuve en brazos con cuidado una vez terminé y me acerqué a la pequeña maleta que un día me había traído Asher con todas las cosas necesarias que habíamos ido necesitando mientras estábamos en el hospital.

— Espera, déjame a mi.

Me di la vuelta para mirar a Kol, que se acercaba a nosotras al entrar en la habitación, para terminar el trabajo que había empezado por mi.

— ¿Ya estáis listas? —preguntó cogiendo la maleta.—

— Si.

Kol se dio la vuelta, maleta en mano para caminar hacia nosotras. Mirando a la pequeña con una sonrisa.

— Tu también sigues sin ser consciente de este regalo que nos han brindado, ¿verdad? —preguntó.—

— La verdad es que no. —y era cierto. Aunque por una parte mi hija ahora corriese peligro... Esther nos había hecho un regalo siendo vampiros.— ¿Quieres llevarla tú? Ya me encargo yo de llevar la maleta.

— Por favor.

Kol dejó la pequeña maleta en el suelo, y le tendí a nuestra hija con cuidado para que la cargase el, admirándola con una amplia sonrisa.

Coloque la mano en su mejilla.

— Vas a ser un gran padre, Kol.

— ¿De verdad lo crees? Porque aunque nunca lo admita delante del resto... estoy acojonado.

— Hazme caso. Lo serás. —le respondí mirándoles sonriendo. Nuestras miradas se cruzaron.— Me ofende que dudes de mi.

Kol soltó una risita.

— Nunca dudaría de ti. Y créeme tú a mí ahora cuando te digo que a Kaitlyn no le faltará de nada. —hizo una breve pausa.— A ninguna. —dijo el castaño mirándome.— Os lo prometo.

Fuimos acercándonos para terminar de romper la poca distancia que nos separaba, pero al empezar a llorar la pequeña, nos fijamos en ella, y Kol comenzó a mecerla para calmarla.—

— Shh, ya está pequeña brujita —murmuraba mientras la mecia en sus brazos. Si, cada día que pasaba me enamoraba más de él.—

La puerta de la habitación se abrió al ver como Asher se adentraba para avisarnos de que Alessandro ya había llegado. Agarré la maleta y junto a Kol, salimos de la habitación.

Al salir del hospital, avistamos el coche de Rebekah en la entrada y caminamos hacia este. Pero el sonido de una llamada entrante me hizo detenerme para sacarlo del bolsillo, frunciendo el ceño al ver de quien se trataba.

— ¿Quién es? —preguntó Kol, que se había dado la vuelta para mirarme al ver que me había detenido.—

— Es Klaus. Voy a ver que quiere. —Kol asintió acercándose a mi para dejar un beso sobre mis labios, cosa que me hizo sonreír.—

— Te esperamos en el coche.

— Te quiero.

Kol me miró sonriendo.

— Te quiero. —respondió antes de dar media vuelta y caminar hacia el coche.—

Conteste a la llamada antes de que se cortara.

Conversación telefónica

— ¿Klaus?

— Avery. Ya pensaba que no me cogerías.

𝗗𝗔𝗥𝗟𝗜𝗡𝗚 ¹ | 𝐊𝐨𝐥 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧 [EN EDICIÓN Y POR TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora