Una pasita

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Despierto al sentir la luz del sol acariciando mi rostro. Abro los ojos lentamente y me doy cuenta de que me quedé dormida en la habitación de Aric. Él está a mi lado, también despertándose. Me siento un poco desorientada al principio, pero la sensación de seguridad y calidez me envuelve.

-Buenos días,-dice Aric, con una sonrisa aún adormilada.

-Buenos días,"-respondo, estirándome. Me siento más ligera después de la conversación de anoche, como si una carga se hubiera aliviado. Agarró la almohada y se la estampo en la cara.

-Qué violenta amanecimos hoy ,vamos a desayunar algo,-sugiere Aric. -Necesitamos energía para el día que nos espera.

Bajamos a la cocina, donde Aric prepara un desayuno sencillo pero delicioso: pan tostado con mermelada, huevos revueltos y jugo de naranja. Mientras comemos, hablamos sobre nuestros planes y sueños, y siento que cada palabra me fortalece un poco más.

-¿Sabes- dice Aric, apenas audible con la boca llena . -Está haciendo un día cálido y hermoso. ¿Por qué no vamos al mercado? Te ayudará a despejar la mente.

-Me parece una buena idea,- respondo, agradecida por su propuesta. Necesito salir, respirar aire fresco y dejar que mi mente se relaje un poco.

Nos preparamos rápidamente y salimos hacia el mercado, que no está muy lejos de la casa de Aric. El mercado es un bullicio de colores, sonidos y olores. Los vendedores gritan ofreciendo sus productos, desde frutas frescas hasta telas exóticas. Las risas de los niños y el murmullo de las conversaciones llenan el aire.

Caminamos juntos, deteniéndonos de vez en cuando para mirar algún puesto interesante. Aric me cuenta historias divertidas sobre algunos de los vendedores, y no puedo evitar reírme. Por un momento, me siento libre de preocupaciones, disfrutando simplemente del presente.

Sin embargo, mientras avanzamos, empiezo a sentir una extraña sensación. Es como si alguien me estuviera observando. Miro a mi alrededor discretamente, tratando de identificar la fuente de mi incomodidad, pero no veo a nadie que parezca sospechoso. Intento ignorarlo y seguir disfrutando del paseo.

-¿Estás bien?- pregunta Aric, notando mi distracción.

-Sí, es solo... tengo la sensación de que alguien nos está observando- respondo, tratando de sonar tranquila.

Aric frunce el ceño ligeramente y también comienza a mirar a su alrededor. -No veo a nadie raro. Pero mantendré los ojos abiertos.

Seguimos caminando, aunque ahora estoy un poco más tensa. Nos detenemos en un puesto que vende amuletos y piedras preciosas. La anciana vendedora nos muestra una variedad de amuletos que, según ella, traen buena suerte y protegen contra el mal.

-Este es interesante,- dice Aric, levantando un amuleto con la forma de un dragón con pequeñas flores alrededor - Me recuerda a ti , flores como tu nombre y un dragón como tu sueño.

-Sí, me gusta -respondo, tomando el amuleto en mis manos. Es hermoso y parece emanar una energía especial. Decido comprarlo, esperando que me traiga la suerte y el coraje que necesito.

Justo cuando estamos a punto de irnos, vuelvo a sentir esa mirada penetrante. Me giro bruscamente y, esta vez, por el rabillo del ojo veo a un hombre alto con una capa oscura y capucha, de pie al otro lado del mercado, mirándome fijamente. Su presencia es inquietante, pero antes de que pueda decir algo, él se da la vuelta y desaparece entre la multitud.

-Aric, vi a alguien - digo, señalando en la dirección donde estaba el hombre. -Estaba mirándome fijamente y luego se fue, se que sueno como loca ,pero te juro que vi a alguien .

Entre dragones y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora