El sol se ocultaba tras las montañas, tiñendo el cielo de un rojo ominoso. Shiro caminaba de regreso a su casa, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad de su pequeño pueblo. Llevaba en su mano un ramo de flores que había recogido para su madre, una tradición que mantenía desde niña. La noche estaba por caer, y una ligera brisa hizo que su largo cabello blanco ondeara suavemente.
Al llegar a su hogar, la puerta estaba entreabierta, algo que le pareció extraño. "Mamá siempre cierra la puerta", pensó Shiro. Un presentimiento oscuro la invadió mientras empujaba lentamente la puerta. Lo que vio en el interior la dejó petrificada.
La sala estaba bañada en sangre. Sus padres yacían en el suelo, inmóviles, con expresiones de terror congeladas en sus rostros. La pequeña figura de su hermana se encontraba junto a ellos, abrazando a su peluche favorito, también sin vida. Shiro cayó de rodillas, el ramo de flores se le resbaló de las manos, esparciendo pétalos blancos manchados de rojo.
En la pared, escrito con la sangre de su familia, se leía: "La oscuridad viene por ti".
Shiro gritó con toda su fuerza, un grito desgarrador que resonó en el silencio de la noche. En ese momento, sintió que su mundo se desmoronaba. Pasaron unos minutos antes de que pudiera moverse nuevamente. Llamó a la policía con manos temblorosas y, aunque llegaron rápidamente, no pudieron ofrecer más que palabras de consuelo y promesas de justicia.
Esa noche, Shiro se quedó en casa de su mejor amiga, Aiko, incapaz de enfrentar la soledad de su hogar destruido. Aiko la abrazó y lloró con ella, tratando de ofrecerle algo de consuelo. "No estás sola, Shiro. Estamos aquí para ti", dijo Aiko, pero Shiro apenas podía escucharla, sumida en un abismo de dolor.
Las semanas siguientes fueron un torbellino de funerales y entrevistas con la policía. Shiro no podía comprender quién podría odiar tanto a su familia como para hacer algo tan horrible. Los días se volvieron indistinguibles, una mezcla de lágrimas y pesadillas.
Una noche, mientras dormía en la habitación de Aiko, Shiro tuvo un sueño perturbador. En él, veía una figura oscura que se cernía sobre su pueblo, susurrando su nombre. La figura tenía los ojos rojos brillantes, iguales a los suyos. Se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo a mil por hora. Miró a su alrededor, pero todo estaba en silencio.
A la mañana siguiente, Shiro y Aiko decidieron ir al parque donde solían jugar cuando eran niñas, buscando un momento de paz. Se sentaron en un banco bajo un cerezo en flor, y Aiko tomó la mano de Shiro. "Te prometo que descubriremos quién hizo esto", dijo Aiko con determinación. Shiro asintió, agradecida por tener a alguien a su lado.
Pero esa paz fue efímera. Al día siguiente, encontraron a Aiko muerta en su casa, con un mensaje similar escrito en la pared: "No puedes escapar de la oscuridad". Shiro, ahora completamente sola, sintió que la desesperación la arrastraba a un pozo sin fondo. Pero también sintió algo más: una furia intensa, un deseo ardiente de encontrar al asesino y detener esta pesadilla.
Con la pérdida de Aiko, Shiro sabía que no podía confiar en nadie más. Se armó de valor y decidió investigar por su cuenta, buscando pistas sobre el asesino. Sabía que debía ser alguien del pueblo, alguien que conocía a todos. Sus ojos rojos, ahora llenos de determinación, reflejaban su resolución de no descansar hasta encontrar la verdad y vengar a sus seres queridos.
La oscuridad venía por ella, pero Shiro estaba lista para enfrentarla.
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Sombras de Sangre: La venganza de Shiro.
Mystery / ThrillerEsta historia es compleja para niños, pero sencilla para jóvenes y adultos. Shiro, una estudiante de Hiroshima, un día un desastre cambia completamente su vida, cada dia és una muerte más, cada dia és un desafío contra una sombra que le persigue. ¿P...