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Capítulo nueve
El misterioso enmascarado

En medio de la fría noche, me encuentro de pie con los ojos cerrados, como si el tiempo se hubiera detenido a mi alrededor. Una mano pequeña pero cálida se desliza por mi rostro, y el aroma embriagador de Amelie se mezcla con el viento, llenando mi corazón de una mezcla de nostalgia y alegría.

—Evand —dice ella suavemente—. No podemos seguir ignorando lo que está sucediendo entre nosotros. La forma en que me miras está consumiéndome por dentro.

Mis labios tiemblan mientras intento encontrar las palabras adecuadas.

Abro los ojos con cuidado y al encontrarme con los suyos, siento que todo el amor que alguna vez sentí por ella regresa con fuerza a mi corazón.

—Sé que esto puede parecer prohibido, pero no puedo resistirme a ti. Mi corazón arde por ti, Amelie.

Ella me mira con una mezcla de sorpresa y emoción, sus ojos brillan en la oscuridad como dos estrellas en la noche.

—Si sigues diciéndome esas cosas, no podré contenerme —dice con la respiración entrecortada.

—Entonces no lo hagas —le advierto, acercándome lentamente. Mis manos rodean su cintura con ternura, como si temiera que desapareciera si la suelto.

—No puedo sacar de mi mente el beso que compartimos —confiesa ella.

—Y yo no puedo olvidar nuestro encuentro en las caballerizas.

Sus cejas se fruncen ligeramente, sorprendida por mi confesión.

—¿Cuándo fue eso?

Bajo la mirada por un momento, sintiendo el peso del tiempo sobre nosotros, parece haber retrocedido una vez más. 

—¿Cuántos días faltan para la boda? —pregunto, intentando mantener la calma.

—Seis días —responde ella.

Confirmo mis sospechas. El tiempo sigue moviéndose hacia atrás, y eso significa que aún no hemos pasado la noche juntos ni he vivido el encuentro en el callejón.

—¿Por qué lo preguntas? —inquiere, con una mezcla de confusión y curiosidad.

—Solo por curiosidad —miento, acercándome a ella con determinación. La atraigo hacia mí, nuestros labios a punto de encontrarse en un beso que sé que no puedo resistir. 

—¿Qué estás haciendo, Evand? —susurra ella, puedo sentir el calor de su aliento en mi piel.

—No puedo evitarlo —, confieso con franqueza, sintiendo una atracción irrefrenable hacia ella. Sin poder resistirme más, la beso con pasión, mientras mis manos la acunan suavemente contra el tronco de un árbol.

Un suspiro de placer escapa de sus labios, y en ese instante, parece que el mundo entero se desvanece, dejándonos solos en nuestra propia burbuja de deseo.

Mis manos acarician su piel con el máximo cuidado. 

—Evand... —susurra. Mis manos alzan su vestido, buscando acariciarla aún más íntimamente. 

EL JARDÍN DE LOS ESPEJOS OLVIDADOS (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora