Dame todo de ti (Sungho/Jaehyun. Myungnyangz. Boynextdoor. Sungjae)

#5: Dame todo de ti. FIN

Pov Sungho.

No lo resisto, no te encuentro y la respiración me falla; mí garganta se tensa, sin permitirme pasar saliva. Voy a ahogarme y explotar.

¡Dónde estás! Por favor, ven a mí.

Me ataca una sensación realmente incómoda, un cosquilleo que me atosiga. Espero no tener un ataque de pánico ahora mismo. No es el momento y jamás, lo he tenido.

Jaehyun... Jaehyun...

Cae un trueno cerca de mí. Esta no es mí tarde, me obliga a tener ideas trágicas irracionales.

Aún, no me detengo. No es relevante el tener una taquicardia ahora. Sólo... Quiero encontrarte.

Llego a un parque/plaza y... sin esperarlo, creo un Dios me escucha, porque te veo a lo lejos, solitario sentado en un tronco de árbol.

Oh... ¿Puedes oír cómo mí corazón galopa?

¡Te encontré!

La boca me temblequea, y una lágrima arduamente contenida, al fin escapa. Esa que tanto se negó a exponerse. Otra igual, sale, y así continúa, pero se mezclan con las gotas de lluvia.

Debo ir por ti. Firme, lo concreto. Aplico cautela, no vaya a ser que huyas como has hecho hasta ahora. No te das cuenta de mí presencia, por lo cual te limpias el rostro, en un amago de evitar la lluvia.

Te alcanzo y descubro que... No son gotas de ella, sino... Llanto.

No, no llores, no quiero eso para ti.

Por fortuna, el piso es de cerámica, porque elijo arrodillarme junto a ti. Es cuando, volteas con sorpresa, quizá esperando sea algún extraño.

Al notar quien soy, tu mirada se torna aún más acuosa. Derramas nuevas gotas y yo... Me siento terrible.

—Jaehyun.

—No me hables. —Casi gritas.

—Por favor, escúchame. No me agrada verte en este estado.

—¡Tú tienes la culpa!

Dejas caer las manos a tus costados contra la madera.

Entiendo, estás enojado, y tienes razón para ello.

—Te lo pido, escucha lo que tengo por decir.

—¡No! ¡vete! —te paras—. Estoy mejor sin ti.

—Jaehyun, no digas eso. —Contraigo las cejas, poniéndome a tu altura.

—No quiero oír nada de lo que tengas por decirme. Así que, largo.

Tu expresión refleja abatimiento, y fatiga. Tu ceño e frunce al mostrar resistencia.

—No voy a irme.

—Entonces, me iré yo.

Haces el amago de llevarlo a cabo, pero te detengo al colocarme delante de ti. Me esquivas y repites el intento, más, hago lo mismo de antes.

—¡Quítate!

—Deja de gritarme, por favor. Tú y yo no tenemos este tipo de relación.

—¿Y qué relación tenemos, según tú?

—Una muy significativa para mí.

—Soy un chiste, un juego, ¿cierto? ¿Es divertido jugar conmigo? —no hay distancia entre cada emisión de palabras, son dichas con alta velocidad.

—Estás equivocado. Lo que viste, no es lo que...

—¿No es lo que pienso? ¿Y qué es, entonces?