Pov Haewon
Todavía era muy pequeña cuando sucedió aquella desgracia que cambió mi vida por completo.
Crecí en una nación cuya ciudad principal se unía a otra ciudad por medio de un puente.
No conocería toda la historia hasta que crecí y se me fue explicada, pero mis padres perdieron a toda su familia debido a un atentado provocado por la hermana de mi madre quien planeó todo para quedarse con el poder.
Sin duda era algo que a mi corta edad ignoraba, incluidas las constantes discusiones de mis padres con mi hermano mayor y heredero de todo el reino, Bangchan.
Él era lo que se podría llamar... buscapleitos y problemático.
Sus incursiones en la ciudad sin permiso de nuestros padres y sus constantes abusos de poder daban mucho que desear a la población, mas aún cuando mis padres eran muy respetados por el buen trato con sus ciudadanos.
Mi padre antes de tenerme a mi compró una cria de leopardo de apenas unos meses y lo crió todo este tiempo.
Roni ha acompañado a la familia desde entonces y había crecido toda mi vida junto a él, éramos los mejores amigos, aunque Roni siempre prefería estar junto a mi padre.
En la familia de mi padre siempre se espera a que el hijo varón mayor cumpla 18 años para nombrarlo como heredero, esto daba la libertad a que si el primer hijo era mujer y esta conseguía casarse antes de los 18 ella y su esposo heredarían el reino tras la muerte del rey.
Pero el día anterior a que mi hermano sea nombrado oficialmente heredero nuestros padres le dijeron que no heredaría el reino.
Yo con 13 años escuché todo desde un balcón y fui testigo de como mi hermano enloqueció de ira y amenazó a nuestro padre con la espada.
Mi padre como buen guerrero que siempre había sido con su propia espada lo desarmó al mismo tiempo que ponía a mi madre detrás suyo para protegerla.
El sonido de la espada cayendo alertó a los guardias de la entrada.
---Arréstenlo--- Dijo mi padre.
Mi hermano asustado logró huir y desaparecería entre la oscuridad de la noche resguardado por las sombras.
La tristeza de mi madre se hizo notar rápidamente y yo apenas podía consolarla.
---Mina, mi reina--- Mi padre llegó y le besó la mano para luego besarle la frente y abrazarla---Hija--- Me invitó a unirme para un abrazo familiar---Todo saldrá bien mientras estemos juntos---
"Mina la humilde" de 42 años y "Leo el justo" de 44 años.
Mis padres ahora practicamente también habían perdido un hijo, "Bangchan el revoltoso", como lo llamarían años después.
Yo era lo único que les quedaba y en su afán de protegerme resguardaron el castillo trayendo mas soldados.
Nunca nos imaginamos que ese aumento de soldados les costaría el reino.
---¿Ahora quién heredará el reino, Roni?--- Le pregunté.
Debido a que mi hermano no heredaría el reino esa responsabilidad se me pasaba a mi a menos que mis padres tuvieran otro hijo varón.
---Yo no quiero heredar el reino, es demasiado complicado--- Lo abracé y Roni simplemente me lamió---Me haces cosquillas--- Lo acaricié.
Ultimamente las cosas entre los reinos han estado tensas y solo me metería en un problema.
Mi hermano siempre fue un enfermo de la lucha y las guerras, yo prefería cosas mas sencillas y mantener un perfil bajo.
---Conque aquí te escondes--- Era mi tio Seyoung, uno de los mejores amigos de mi padre.
---Tio Seyoung, hola---
---No te hagas la tonta, tu padre me encargó de que te enseñara a como crear estrategias militares--- Dijo.
---Sabes que no me gustan esas cosas, tio---
---Pero las tienes que hacer igual--- Me levantó y me empezó a llevar como un costal de papa.
---¡Nooooooo! ¡Roni! ¡Ataca!--- Roni solo se empezó a acicalar el rostro---¡Traicioneroooo!--- Estaba atrapada.
Tenía que escuchar esas clases en contra de mi voluntad.
Nunca entendí porque mi padre me obligaba a tomar esas clases cuando yo hubiera sido feliz haciendo lo mismo que mi madre quien se encargaba de todo el orden dentro del castillo.
Siempre pensé que mi destino sería casarme con un príncipe de otro reino para darle aliados al reinado de mi hermano, pero ahora todo había dado un giro de 180 grados.
Tenía miedo de lo que pudiera ocurrir de ahora en adelante y la duda de donde estaba mi hermano y que podría estar haciendo era algo que todos en mi familia pensábamos, pero nadie lo comentaba.
Hasta que mi madre volvió a quedar embarazada.