Lee Won era un adolescente coreano que, en su búsqueda por convertirse en un gran abogado, tejía su vida con hilos de esfuerzo y dedicación. Su existencia transcurría en la rutina de lo cotidiano, hasta que un día, aparentemente insignificante, un m...
Cierto muchacho de corto cabello azabache caminaba con algo de preocupación mientras miraba su celular, ignorando por completo su entorno.
Algo había pasado, y era que no conseguía encontrar el sitio que buscaba en dicha aplicación que algún compañero de clase le había recomendado antes. Era una de dos, o tal vez la aplicación era muy complicada de entender o quizá el era muy idiota para saber usarla.
Entre tanto, el simple hecho de no despegar ni por un segundo la vista del celular mientras caminaba, tarde o temprano le traería consecuencias.
Era algo que su madre siempre le advertía; "No camines por la calle mientras usas el celular, podrías lamentarlo, cariño".
—Oh, mierda— la persona dentro del automóvil que estuvo a escasos centímetros de atropellarlo <debido a su propia imprudencia> le gritó un par de cosas no muy amigables mientras seguía su camino.
—¡Fíjate por dónde caminas, inepto!
Tragó saliva, nervioso. Más que por el hecho de haber estado a poco o nada de ser arrollado o por estar siendo insultado, se hallaba nervioso por la mano que sujetaba su brazo.
Justo antes de pasar la calle en pleno semaforo verde, alguien lo había detenido tomándolo por el brazo, con la suficiente fuerza como para hacerlo frenar en seco.
"Que estúpido soy" Pensó.
Con lentitud se volteó a dicha persona, hallando un rostro completamente inexpresivo.
"Vaya...¿Un extranjero?"
Sonrió con nerviosismo mientras el contrario lo soltaba, aún sin expresión en su rostro. Era un chico tal vez dos o tres años más grande que él, rubio cenizo de unos bonitos ojos azules. Por sus facciones podía decir que era un extranjero, no lucía como un chico coreano.
"¿Hablará coreano?" Existía la posibilidad de que no lo hiciera, pues habían muchos extranjeros que viajaban al país sin saber el idioma. Pero aún con ello, existía la otra posibilidad de que si lo supiera hablar.
—Uh, ¿Gracias?— no encontró algo mejor que decir.
El otro chico no respondió, solo permaneció en silencio mientras miraba a Lee won, quién se sentía intimidado con tan profunda mirada que el otro tenía.
Entonces, Lee won pensó; "¿Entendió lo que le dije?".
Suspiró incómodo y bajó la mirada, ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Qué haces cuando una persona te salva prácticamente la vida?
—Deberías tener más cuidado— Lee won se vió sorprendido al escuchar el coreano perfecto que el chico manejaba.
Levantó la mirada velozmente y lo miró, encontrándose con la misma cara inexpresiva de antes.
—Lo tendré, muchas gracias— el rubio asintió y dió media vuelta, alejándose del pelinegro.
Lee won no se sintió satisfecho, de alguna manera creía que le debía devolver el favor, pero, no sabía de qué modo podría hacerlo. Así que, armandose de valor, alzó la voz:
—¡Espera un momento, por favor!— colocó sus manos a ambos lados de su voca, para amplificar el sonido de su voz—. ¿Puedo saber tu nombre?
El de mechones rubios se detuvo y aún de espaldas volteó solo el rostro en su dirección, desinteresado.
—¿Por qué?— preguntó, sin alzar tanto la voz pero de una manera que el pelinegro lograría escucharlo.
Lee frunció los labios.
—¡Me gustaría saber el nombre de quién salvo mi vida, al menos!— era verdad, al menos con ello podría nombrar a su salvador y darle dicho crédito cuando le contara lo sucedido a su madre.
Algunas personas ya los miraban raro por hablarse a gritos <en especial a Lee won> pero de pronto la gente empezó a aparecer de todas las direcciones al punto de que no podría escucharlo bien aún si gritaba su nombre.
Ay, no.
Algunas personas lo empujaban, otros pedían permiso y los demás le pedían "amablemente" que se quitara del camino.
Aún con todo eso, con algo de esperanza, siguió mirando la espalda del otro chico, expectante.
Él se volteó por completo y con uno de sus dedos señaló sus labios.
Después, volvió a dar la media vuelta, y esta vez, si se marchó por completo. Despareció entre la multitud sin dejar rastro.
Y aunque Lee won no era bueno leyendo los labios, sorpresivamente había entendido con total claridad lo que le había dicho.
"Mi nombre es Caesar, si nos vemos de nuevo me dirás el tuyo"
Esperaba verdaderamente poder verlo de nuevo.
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¡Gracias por leer!
El primer capítulo será publicado pronto, ¡Gracias por elegir mi historia!
