Capítulo 1

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DE AQUÍ SALGO CON VIDA O SI NO...
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En un lugar desconocido, un cuerpo reposa sobre una silla.

La figura parece inerte, pero su pecho se eleva y desciende con dificultad; sigue vivo.

Está atado a una silla de madera, su cabeza caída hacia adelante hace que su cabello, que es suficientemente largo, cubre sus ojos, ocultando cualquier atisbo de expresión. Las manos y los pies, asegurados firmemente a la silla, le impiden cualquier movimiento.

El ambiente es frío y lúgubre, las paredes desnudas y húmedas no ofrecen ningún indicio de dónde podría encontrarse. La penumbra se cierne sobre la habitación, apenas perturbada por la tenue luz de una bombilla colgante que parpadea de vez en cuando, proyectando sombras inquietantes en las paredes. Un silencio sepulcral domina el lugar, roto únicamente por el ocasional goteo de agua en algún rincón distante.

De repente, el hombre comienza a recobrar la consciencia. Eleva un poco su cabeza, y su pelo negro se abre como un telón, permitiendo que su ojo izquierdo pueda ver a través de él. Sus sentidos, aún aturdidos, empiezan a percibir la opresiva realidad que lo rodea. Intenta mover sus manos, pero las cuerdas cortan su piel se lo impiden, dándose cuenta de que están atadas, al igual que sus pies, que también intento mover. Las ataduras son un susurro de su impotencia.

Un escalofrío recorre su cuerpo cuando un pensamiento aterrador atraviesa su mente: no sabe dónde está, quién lo ha traído allí, ni lo cerca que podría estar su captor.

Al verse atado, empieza a moverse desesperadamente, sacudiendo su cabeza hacia atrás y quitándose todos los mechones de su cabello que le impedían ver. Sus ojos ahora se ven claramente, asustados y temblorosos, buscando respuestas a su alrededor. La habitación en la que se encuentra no ayuda: las paredes desgastadas, llenas de humedad y moho, están manchadas de sangre. Algunas manchas son salpicaduras, otras parecen manos ensangrentadas, como si alguien hubiera intentado romper las paredes con los puños. A decir verdad, no se había dado cuenta de lo horrible y nauseabundo que huele el lugar.

Volteando su cabeza hacia atrás, divisa dos cuerpos arrumbados en una esquina. No sabe si están muertos o vivos, pero están allí, tirados en el suelo como si fueran basura. Un nudo de pánico se forma en su estómago al contemplar la escena. La desesperación se cierne sobre él mientras intenta comprender el horror de su situación. El silencio es roto solo por su propia respiración acelerada, y cada segundo que pasa, la incertidumbre y el miedo aumentan, dejándolo en un estado de angustia creciente.

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El sol brilla en esta hermosa tarde, y una sonrisa blanca compite con su resplandor. El dueño de la sonrisa se ve bastante alegre, disfrutando de un café con sus amigos en una cafetería del pueblo. Su cabello negro brillante refleja la luz de manera sobrenatural; sus ojos, también negros, parecen tragarse la luz como la noche más oscura. Su piel está ligeramente bronceada, y la sonrisa está rodeada de unos labios rosados que llaman la atención, "se ven deliciosos".

Su vestimenta es sencilla: una camisa blanca de mangas, tres cuartos, con los dos botones de arriba desabrochados, seguramente por el calor del día. Lleva un pantalón negro, igual que su cinturón y zapatos. La combinación de su apariencia y su actitud relajada emana una calidez y confianza que atraen todas las miradas a su alrededor.

Las horas pasaban y él parecía disfrutar plenamente de la compañía de María y Samuel, sus dos acompañantes. Pero todo tiene que terminar, ¿no? Los tres amigos se despidieron alegremente, deseando volver a repetir el momento. El de ojos negros aseguró con una sonrisa que definitivamente valía la pena volver a hacer este tipo de salidas.

Escape Mortal: A Un Paso de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora