Capítulo XI.

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Los siguientes días estuve pendiente de mil cosas. Fui a comisaría a testificar lo que había pasado con Jean junto con fotos de mi cara hinchada y las huellas digitales de sus dedos en mi ropa para poder comprobar que había sido él de verdad. Hubo un pequeño juicio un par de días después y terminaron declarándole culpable. Le di las gracias mil veces a Mikasa por haberme ayudado tanto y le dije que en vez de trabajar en una oficina debería de ser policía. Lo único que hizo fue reírse y darme abrazos de media hora cada uno.

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Dejé mi piso a cargo de Armin y la novia para que me lo cuidaran, ya me encargaría yo del agua y la luz y esas cosas.

Encontré la caja con fotos debajo de mi cama, "verano (2022)". Claramente era algo que tenía llevar. No las había visto todavía, quería verlas con ella.

Ya estaba frente a su puerta, toqué el timbre y de un momento para otro empecé a escuchar sus pasos superacelerados, no pude evitar reírme.

Abrió la puerta y sonreí de oreja a oreja al ver el pijama que tenía puesto. Me devolvió la sonrisa y dejé las maletas apoyadas en el suelo para abrazarle.

—¿Esto es a lo que llaman "paraíso"? —pregunté mientras cerraba los ojos.
—Puede ser. —Se rió un poco. Me separé tras unos segundos para entrar con ella, quitarme los zapatos y dejarlos a un lado de la entrada. Mikasa aprovechó para cerrar la puerta, después me quitó una de las maletas para ayudarme a subirla y me sujetó la mano mientras íbamos a su habitación.

Dejé que pasara ella primero, y dejamos las maletas al lado de sus estanterías de madera. Después me quitó el abrigo mientras me miraba a los ojos y sonreía, lo colgó y volvió para ponerme una de sus manos en mi mejilla.

—Quiero acostarme un rato —dije, y sonreí un poco mientras le miraba a los labios. Ella no hizo más que reírse, se separó y se acostó en la cama antes que yo—. Tenemos muchas cosas que hablar.
—Sí, sí... ven. —Se acomodó para que pudiera estar a su lado. Me acosté, se acercó un poco más a mí y aproveché para acariciar uno de sus muslos.
—¿Jean llegó a tocarte? —susurré muy cerca de ella, y se rió un poco al escucharme. Me dio un par de besos en la mejilla, esta vez sus labios se sentían un poco más ásperos, no tenían ningún brillo por encima aparte de su brillo natural. Pero no dejaban de ser la sensación más adictiva de mi vida.
—Qué celoso eres. —Empezó a hacer un camino de besos desde mi nariz hasta mi cuello—. Pero te prometo que no, como mucho abrazos y esas cosas, pero no llegamos a acostarnos.
—Mejor así.
—¿Por qué?
—Porque no soy capaz de imaginarte con otro hombre. —Apreté mucho la mandíbula mientras seguía con la mano en su muslo. Suspiró mientras me miraba fijamente a los ojos y terminó acostándose sobre mí.

Después cerró los ojos y se acercó a mis labios lentamente.

A los pocos segundos se separó arrepentida y miró hacia otro lado. Me quedé mirándole totalmente confuso.

—¿Qué pasa? —pregunté.
—Estoy yendo muy rápido y no debería. No quiero hacerte daño otra vez, perdóname.
—No me haces daño —dije, y solté una pequeña risa—, me gusta, y si te sirve para sentirte mejor contigo misma pues adelante. Bésame las veces que lo necesites porque me encanta. A este punto no me voy a negar jamás —añadí, y sujeté una de sus mejillas mientras me sonreía algo avergonzada.
—Me parece bien. —Me dio un beso en la mejilla muy corto, y volvió a tumbarse a mi lado mientras soltaba una risita.
—Encontré las fotos que te dije.

Abrió los ojos más de lo normal, me miró fijamente, sonrió de oreja a oreja y una lágrima empezó a bajar por su mejilla.

—¿Dónde están? Quiero verlas, porfa —dijo, y sonreí un poco. Le limpié las lágrimas y le di besos en la frente para intentar calmarle.
—Ahora mismo las busco, Mimi.

Until I found You - Eremika. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora