Capítulo X.

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Ya había pasado una semana desde que Mikasa y yo discutimos. Pasamos toda la semana evitándonos a toda costa.

Levi lo habló con ella, pero está claro que no íbamos a volver a tener confianza de un día para otro.

Ahora estaba en la cafetería, en una mesa junto con Erwin, Levi y la tal Hange. Además de hablarme de lo más normal querían tenerme bien vigilado.

Mientras tanto ella estaba con Sasha y, tal vez lo que más odiaba; tenía a otro chico al lado, rubio platino y de ojos grises. Y una cara de caballo que no se la quitaba nadie. No parecía que fuesen nada todavía, pero llevaban toda la semana tonteando.

Apreté los puños mientras me bebía el café que había pedido, y aquellos tres volvieron a mirarme preocupados.

—Eh... pensaba yo que lo tenías controlado —dijo Levi—. Olvídale un rato, dale tiempo. Ya se le pasará. No tienes la culpa de esto.
—Lo sé, Levi. Gracias...

Entonces, Christa me miró desde la barra de la cafetería. Durante la semana me había dado su número y ahora hablábamos con regularidad.

Me hizo un gesto para que me acercara a ella, y asentí. Me levanté y me quedé apoyado entre dos bancos de la barra.

—Hola, rubita —dije mientras sonreía, y ella me la devolvió.
—¿Mal de amores? —Asentí, y una lágrima empezó a brotar por mi mejilla. Me sujetó la mano mientras miraba a Mikasa, después me miró a mí y me dio un beso en la mano—. Va a salir todo bien. Prometido.
—Eso espero —me reí un poco, y me limpié la cara con la mano libre—. Un día de estos voy a presentarte a una amiga, seguro que os lleváis bien.
—Eres un ligón.
—¿Qué? —Volví a reírme mientras sentía ciertas miradas en la nuca—. No, Ymir es como la hermana mayor que nunca tuve.
—Ymir... me gusta. Y apenas me sé su nombre.
—Increíble. —Hoy estaba muy risueño, al parecer—. Pues un día quedamos, ¿te parece?
—Por mí perfecto —dijo mientras salía del mostrador, se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla—. ¿Tienes algo que hacer esta tarde?
—Puede ser... pero a lo mejor no. Ya te avisaré. —Le devolví el beso y abracé su pequeña cintura.
—Me parece bien... —Miró a su alrededor y había un par de personas esperando a ser atendidas—. E-en fin, me voy ya. Perdona, Eren.
—Nada... yo también me tengo que ir. —Sonreí otra vez, y miré a Mikasa otra vez. Estaba de espaldas, aunque sabía que podía escucharnos—. ¿Beso de despedida?
—¡Anda! J-Jaeger... —Se me acercó mientras sonreía también, entonces se acercó Erwin e hizo que nos separáramos.
—¡Señorita Lenz! ¡Trabaje! ¡No deje que la trabajen! —dijo él con la voz de tipo duro  que ponía a veces. La gente se reía un poco por lo que había pasado. Después me miró con el ceño fruncido. "Te veo a la salida", era lo que transmitía su mirada.

.   .   .

Mi oficina nueva era bastante más pequeña, pero era muy cómoda para lo que necesitaba, aunque no tenía a nadie que me acompañase.

Lo peor era que estaba frente a la antigua y se podía ver todo por una ventanilla. El tío ese se había trasladado con ella, y me ponía fatal tener que verles hablarse y sobarse la mano, así que el 99.9% de mis horas trabajando tenía la persiana bajada para que no me dieran ganas de cortar cabezas.

Me sentía muy mal, pero a la vez no era mi culpa. No fui yo quien propuso lo del vídeo. Pero tal vez me pasé al pensar que era para que "se pelearan entre ellos mientras se come al niño que le gusta".

Lo que tenía claro era que quería pedirle perdón por haber sido así, que quería volver a estar con ella, ser por lo menos su compañero de oficina una vez más.

Until I found You - Eremika. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora