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Imaginate... A Thomas Shelby presentándote a ti, un abogado infame, a la familia Shelby
"Muy bien". Thomas levantó las manos. Un silencio sobre la habitación llena de Shelbys. Los viejos Shelbys, los jóvenes Shelbys, los Shelbys fumadores, los Shelbys que ya bebían demasiado, y los Shelbys que afirmaron que odiaban su nombre, pero estamos aquí para el drama de todos modos, todos miraron a Thomas. Una respiración pesada dejó el pecho de Thomas. "No hay peleas. ¿Lo entendemos?"
"¿No hay peleas?" Arthur habló. "¡Eso es un montón de tonterías! ¿Te has vuelto loco? ¡Es uno de los perros regaleros de Inglaterra, Tommy!"
"¡Prácticamente la perra de Churchill!" Dijo otro. Pronto, el volumen de la habitación volvió a aumentar. Thomas escuchó voces por encima de los demás. Contó un Ave María, tres amenazas de muerte y dos apuestas que se hicieron en segundo plano.
"¡Dije, muy bien!" La voz de Thomas se levantó de nuevo. Tomó el control. "Jesucristo, pensé que salir era más difícil que esto".
"Sabes, todo habría estado bien si hubiera sido algún otro tipo", señaló Michael. "Pero, ¿Y/N? ¿En serio? ¿El mismo abogado que casi pone a Arthur en Wakefield? Es como una oveja que se enamora de un lobo".
Sonó un golpe en la puerta lateral del Shelby Parlor. Varios ojos se lanzaron hacia la puerta para ver una figura sombreada a través del vidrio esmerilado.
¡Tommy! ¿Aquí? ¿Lo invitaste aquí?" Polly regañó con voz susurrada.
"¿Es esto una broma?" Dijo otro Shelby.
"Nos va a arrestar a todos", dijo John por encima de las crecientes voces en pánico. "Sería más fácil si todos fuéramos al infierno ahora". Tommy pasó junto a todos ellos.
Sus ojos rodaron ante sus dramáticas palabras. Abrió la puerta para verte. Te arreglaste la corbata y te tragaste con fuerza. Tu traje te queda bien. Tus ojos buscaron detrás de la cabeza de Tommy.
"Todos están aquí, ¿verdad?" Has preguntado. Thomas te asintió lentamente.
"¿Te...?
"No, no. Quiero conocerlos. Terminat con esto de alguna manera. Lo van a descubrir de todos modos".
"¿Sobre nosotros?" Thomas levantó una ceja.
"No". Sacudiste la cabeza, sonriéndole. "La otra cosa".
"Oh". La cara de Thomas palideció. "Esa cosa. Verás, tengo que hablar con...
Entraste directamente en el salón de apuestas sin previo aviso. Thomas odiaba cuando lo cortaste, pero te permitió presentarte de todos modos. A pesar de algunas miradas de odio, te mantuviste seguro frente a los Shelbys.
"Buenas tardes", saludaste. Te metiste las manos en los bolsillos. Sabías que era mejor que ofrecer un apretón de manos a un Shelby. "Tal y como lo entiendo, ya sabes quién soy".
"Si lo hacemos", dijo Polly. Sus labios formaban una línea recta. Siguió el silencio. Esperaron a que la cagaras, para desencadenar algo dentro de ellos que justificara cualquier daño para ti. Te enrollaste los hombros hacia atrás.
"Thomas y yo tuvimos una idea. Dijo que si quería ser parte de esta familia, debía ser útil de alguna manera", explicaste. Has encendido un cigarrillo. El humo se alejó de tu boca. "¿Creían que las cosas serían más fáciles para todos ustedes si tuvieras un abogado de dinero viejo de tu lado?"
"¿Qué quieres decir?" John levantó la ceja. "¿Como si trabajaras para nosotros?"
"Podrías hacer lo que quisieras con la cantidad correcta de dinero y el abogado adecuado". Le guiñaste un ojo a John. Tommy se aclaró la garganta. Cuando tomaste la iniciativa, él no tenía riendas sobre ti. Un momento de silencio cayó sobre la habitación. La realización parpadeaba sobre sus cabezas. Polly caminó hacia ti con los brazos abiertos.
"¡Bienvenido a la familia, Y/N!" Ella te abrazó como a otro Shelby. Arthur y John fueron los siguientes. Shelbys te estrechó la mano, te dio unas palmaditas en la espalda y te ofreció una o cuatro copas. Sus caras se iluminaron en las tuyas, y Tommy realmente no tenía nada de qué preocuparse.
Arthur le dio unas palmaditas a Tommy en la espalda. "¿Sabe su familia que estás con él?"
La sonrisa de Tommy cayó. Tenía una cosa de la que preocuparse.
