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Para algunos mencionados la homofobia. Menciones de violencia (es fight club, así que duh), nsfw mencionó pero no se describió.- Jack se había estado arrastrando a través de la gris y la repetitividad que era la sociedad cuando te conoció por primera vez. Una nueva persona se había unido a la compañía multimillonaria a la que Jack había estado esclavizado durante quién sabe cuántos años.
- Te habían establecido en el cubículo vacío al lado de Jack, el que había estado vacío desde que su último compañero de trabajo se mudó a otro trabajo sin sentido para chupar almas que pagan un poco más.
- Había estado escribiendo letras al azar en un documento, tratando de obligar a sus ojos pesados de insomnio a permanecer abiertos, con la cabeza inclinada de vez en cuando como si el peso de su cerebro se volviera demasiado para que su cuello lo aguantara.
- Jack vino después de que ya te hubieras ido a recoger los materiales necesarios para tu escritorio. Solo habías estado allí para colocar tu bolso y dejar tu chaqueta. Escuchó a la gente murmurar y susurrar, sus voces enredándose en una pared de sonidos inútiles, del tipo en el que, por mucho que lo intentaras, podías concentrarte lo suficiente como para entender.
- Cuando volviste al suelo, los susurros se callaron. Un timbre llenó los oídos de Jacks cuando el sonido salió de repente de la habitación, un aire de falsa cortesía llenó la habitación como el gas de una estufa que se dejó encendido durante demasiado tiempo. Todo lo que se necesitaría sería algún comentario, o cualquier movimiento repentino para ser la chispa que lo volaría todo.
- Jack sintió que algo se hinchaba en su garganta mientras te veía mientras pasabas por la apertura de su cubículo. Ahora podía ver por qué la gente hablaba de ti de esa manera. Tenías múltiples piercings y tatuajes, la tinta se enrollaba en tu cuello y se arrastraba por la parte posterior de tus orejas, mientras las piedras falsas en tus piercings brillaban.
- Tu cabello fue peinado de una manera que era poco profesional para la mayoría de los estándares de las ovejas. Era espinoso, pero aún así manejable. De una manera que nadie podría castigarte realmente, ya que no rompió las reglas de la ropa. Dejando que sus ojos vagaran sobre ti, captó un destello de color en tus caderas.
- Allí, en las caderas, llevabas un cinturón colorido con púas y hebillas. Y de una de las muchas hebillas, se colgó un llavero de una bandera de arco iris. Jack podía ver las miradas de desdén y disgusto en la cara de su compañero de trabajo. Como si tu propia presencia fuera un insulto a su existencia, a sus vidas grises y aburridas que seguían los mismos patrones todos los días.
- Jack pudo escuchar el murmullo de Jenny, la madre de 4 hijos, de 60 años y tres veces divorciada, cuyos hijos ya no la visitaron. Él la hizo usar un insulto bajo su aliento, veneno atando sus palabras mientras ella preguntaba por qué alguien como tú tenía que trabajar aquí.