@/selfmessages muy corto, sexo con odio, sexo duro, lenguaje grosero, degradación ligera
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Dios, lo odiabas. Lo odiabas tanto que no puedes soportar su existencia. Odiabas lo arrogante que era, su actitud sabelotodo, su marco innecesariamente enorme y, sobre todo, su estúpido acento. El mismo acento que se burlaría y se burlaría de ti cada vez que cometieras un error. Incluso cuando no lo hacias, él hacia comentarios sarcásticos sobre tu apariencia, tu voz, cada pequeña cosa posible.
Crees firmemente que el mundo sería un lugar mejor sin él. O al menos eso es lo que te dices a ti mismo, porque si practicaras lo que predicaste, no estarías metiendo tu agujero hasta el borde con su gruesa polla.
König se mete en ti mientras te agarra las caderas lo suficientemente fuerte como para magullarlas. No tienes ni idea de cuánto tiempo te ha estado follando. Solo empujando fuerte y profundo, murmurando sobre lo mucho que eres una puta mientras te usas como una luz de carne. No puedes pensar con claridad; solo puedes gemir y maullar mientras un hombre que odias te estira el agujero.
"El uso de una puta tan sucia es todo lo que es bueno".
"Ja, vete a la mierda". Te las arreglas para decirlo a través de los dientes apretados.
Sus impulsos se ponen más duros con tus palabras, haciéndote gritar. Arqueas la espalda y tus uñas se meten en su espalda, dejando marcas de arañazos de rojo intenso. Te levanta hasta la punta antes de golpearte con fuerza, haciendo que tu visión se vuelva nebulosa. Su polla se frota contra tu punto dulce, enviando olas de placer a través de tu cuerpo, haciendo que tus músculos se contraigan y tiemblan.
"¿Por qué hacer eso cuando podría follarte en su lugar?"
No tienes la oportunidad de responder mientras los labios de König capturan los tuyos en un beso de moretones. Le correspondes, besándolo con el mismo vigor. Él te mete la lengua en la boca, bebiendo todos tus gemidos.
Sus impulsos comienzan a ser más rápidos, lo que indica que está cerca. König persigue su orgasmo, golpeando repetidamente tu agujero. Los únicos sonidos que llenan la habitación son tus gemidos de puta y los sonidos de las bofetadas de los esquiadores. Su agarre alrededor de tus caderas se vuelve increíblemente apretado mientras derrama su semilla caliente sobre ti con un gemido bajo. El nudo en tu estómago se rompe mientras te corres en la polla de König.
Tanto tú como las respiraciones irregulares de König llenan el aire a medida que bajas de tus alturas. Ambos se miran en silencio, tambaleándose por lo que ustedes dos acaban de hacer.
Tú fuiste el primero en romper el silencio. "Todavía te odio".
