En una noche angustiante entre las súplicas y el llanto,
llame a tu regazo, rogándole a Dios, por una gota de paz y tranquilidad, mientras rogaba en súplicas murmuraba tu nombre.
tú el ser que me dio su amor mientras su existencia acompañaba a mi vida mientras la tuya se iba apagando, fuiste la esperanza de mi vida cuando yo ni vivir quería,
acompañaba mis noches tristes y desoladas, me diste la fortaleza, el motivo para no rendirme.
Y estaba yo pidiendo a Dios y con mi corazón te llamaba, y es que a veces el dolor de mi alma me ciega y no quiero estar en esta existencia que solo dolor me da.
Dios me escucho o fuiste tú porque mientras mi sueño llegaba llegaste tú, a un mundo desconocido me entre y ahí estabas, esperándome en un lugar donde me sentí en casa, por un momento pensé en lo mágico, por un momento pensé en lo bello que sería quedarme.
El río, los árboles, montañas y las nubes, nubes que podía tocar, con la mejor compañía, pero no me sentí en el cielo ni en ningún lugar, no pedía quedarme ni tampoco irme, pero el dolor más grande fue no poder despedirme.
El arrebato de la realidad me arrebata una vez más la vida que en realidad quisiera continuar.
Melancólica vida donde ya no quiero vivir más.
