—Pobre criatura, le tocará convivir con su grandioso padre—. mencionó Tae, cargando al bebé recién nacido.
—No hagas que te rompa las malditas caderas Tae—. amenazó Ilay con una sonrisa oscura al pobre beta que quiso hacerse el chistoso.
Solo pudo reír disimuladamente para no expresar su miedo a que le hiciera algo, porque conociéndolo si sería capaz ese gran alfa y su repulsiva actitud.
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Después de unos meses, solo quedaba en poner al bebé en su habitación que ya estaba armada con muchos accesorios de bebé y juguetes, también con una niñera personal aunque solo iba a estar para cuidar de Tae y del bebé.
Mientras tanto Ilay también podía estar cerca de su enamorado y de su bebé, pero estaría ocupado también en los papeles que debía presentar por quedarse en casa. Algo frustrante para nuestro alfa.
"Ni salir de este cuarto puedo"
Pensó el alfa, mientras apoyaba la cabeza en su mano y recargar la poca paciencia que le quedaba ante el trabajo.
Suspiró profundamente para agarrar su celular y llamar a su hermano mayor.
—Alan, quiero que hagas estos papeles. Es un pequeño favor, luego si necesitas algo me dices—. mencionó para luego cortar la llamada, hizo unos pequeños clicks y se levanto de su silla.
En donde estaba el pobre Alan, tuvo que recibir asi 100 documentos para rellenar.
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—Bebé, ven aquí—. llamo Tae, mientras veía a su pequeño gatear hacía su dirección.
—Bien hecho cosita linda—. habló con un tono suave, teniendo en los brazos al pequeño y sacudirlo de arriba para abajo.
Todo esto fue presenciado por Ilay, quien estaba a observando en silencio para no interrumpir el momento, pero igualmente fue descubierto por el bebé que hizo un balbuceo llamando al gran hombre que estaba ahí.
Tae volteó y observó a Ilay, casi pegando un grito por el susto.
—¡Mier-!—. se tapo la boca de golpe antes de terminar la palabra.
El alfa solo observó y se río a carcajadas.
—Parece que la madre de este pequeño es muy vulgar—. sonrío para acercarse y cargar al bebé.
Mientras tanto el chiquito solo estaba moviendo los brazos de costados y riendo sin razón alguna, dándole ternura al beta que estaba tan encariñado de su bebé. Ilay en su parte, nunca ya tenido un bebé y mucho menos convivir con uno. Es algo nuevo ver a una criatura que es de él, aunque se parezca mucho a su enamorado, sabe bien que también es suyo por algunos pequeños rasgos.
