¹ETERNOS ˗ˏˋ៚┋𝖼𝖺𝗋𝗅𝗂𝗌𝗅𝖾 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇

cuatro !

—¡Dante!— el nombrado sintió los fuertes brazos de Alice asfixiando su cuello en modo de abrazo, aunque al principio lo había incomodado, pronto sintió una especie de felicidad, hasta el momento, no se había dado cuenta de que la comenzaba a extrañar.

A Dante le iba muy bien en su empleo, los pacientes eran muy diversos, pero no había nada fuera de lo común, sus compañeros de clínico, John y Erick eran amables y siempre que el azabache tenía una duda, siempre le respondían con profesionalismo; sin embargo, su compañera, al comienzo fue algo distante, pero pronto todo fue con normalidad hasta el punto en el que ahora eran amigos y todos los viernes después de la clinica iban a beber todos juntos, aunque Dante siempre inventaba que no le gustaba beber; aquello emocionó a Carlisle, pues su círculo social comenzaba a ampliarse, y pronto, se hizo un año.

En 1974 la vida era dificil, pero a la vez muy hermosa. A Dante aún se le dificultaba mostrar afecto en público, pero en privado era al contrario, incluso cada vez era más atrevido. La dinámica en el hogar era pacífica, no necesitaban cocinar, así que ambos solo se encargaban de limpiar y desordenar. Para ese año, Dante estaba muy avanzado con el violonchelo, simplemente lo amaba y Carlisle amaba verlo tocar. El departamento era grande y elegante, pero ambos lo había hecho acogedor y cómodo.  

—Basta Alice, lo vas a asfixiar— el rubio mayor bromeo.

—Vamos Carlisle, tú ya lo tuviste un año completo.

—Mhmm, no es suficiente— Carlisle rescató a su pareja para el abrazarlo con fuerza y oler su cabello.

—Si lo es, Jasper y yo tenemos grandes planes por hacer con Dante, así que te aguantas.

—¿Ah si? ¿Qué tipo de planes?

—Lo normal, ir de compras, pasear por la gran ciudad, probar los poderes de Dante, ir a todos los museos-

—¿Poderes?— el nombrado interrumpió. Miro hacia Carlisle topándose con una mueca igual de confundida.

—El día del cartero, tuviste una manifestación ¿No tuviste ninguna en este año?—por fin habló Jasper.

—Creo que lo sabría, Jasper— De inmediato contestó Carlisle.

—Cuando el cartero llegó, en Alaska estaba nublado, pero sin una gota de lluvia o nieve, cuando Dante se puso nervioso, el cielo comenzó a tronar y llover como loco, incluso cuando Dante se tranquilizó, el clima también lo hizo— Jasper narraba con una extraña emoción en su voz. 

Así que ahora, aquí se encontraban, en el bosque en el que Dante y Carlisle solían cazar y pasar ratos juntos. Jasper miraba a Dante expectante al igual que Alice, quien de vez en cuando daba brinquitos emocionada por ver cuál era el poder del azabache, pues aún no podía verlo ciertamente porque no tomaba decisiones con respecto a él. 

—No sé muy bien... que... hacer— su voz se iba apagando, inseguro, como todas las veces que tenía que exponer frente a una clase.

—Mhmm...— Jasper meditó mientras tomaba su barbilla, Carlisle comenzaba a impacientarse con el extraño insistir de sus hijos.

—Oigan...

—Emociones— Jasper interrumpió al mayor quien frunció sus labios —Muchos de estos dones se manifiestan por emociones, pueden ser felices o tristes, ese día, Dante, estabas muy tenso, preocupado por ti mismo y es que podías controlarte o no. Inténtalo así.

El menor intentó sentir aquello nuevamente, incluso cerro sus ojos y apretó sus manos, pero la situación tan controlada que se le presentaba, no hacía ningún efecto. Suspiró decepcionado.

—Tranquilo, lo harás— Carlisle le tomo la cintura y acarició su mejilla. Un rayo de sol comenzó a emerger de las pesadas nubes que comúnmente habitaba el cielo de Inglaterra, los ojos dorados de Jasper cayeron en los de Alice con una mueca malvada, la única mujer ahí comprendió.