Hidden instincts - AppleRadio +18

03

Seguía penetrando con sus dedos dentro de él, con fuerza dirección y propósito. Su dedo anular y el medio se curveaban hacia arriba presionando en el lugar exacto para hacerlo temblar y que lágrimas empezaran a salir de sus ojos, no de dolor ni de felicidad, eran fruto de su frustración, quería librarse ese sentimiento sofocante que lo invadía desde aquella tarde y las manos cálidas del Rey no lo hacían tan sencillo como esperaba.

No puedo pensar ¿porque se siente tan bien?. No era que no uniera experimentado el placer antes, pero esta vez todo se sentía distinto, como si fuera su primera vez, como si cada centímetro de su cuerpo reaccionara hasta con la más mínima brisa de aire, despertando su sistema nervioso, erizando su piel, llevando corrientes eléctricas a su cerebro, bombeando sangre a su corazón y sobre todo a su entrepierna.

Sus orejas se movieron hacia atrás en su totalidad mientras ambas temblaban al igual que su colita roja.
—¡Detente! N.. No~ Espera Lucifer...—. A pesar de haber tenido el primer orgasmo hace pocos minutos, sentía otro rozándole el alma, pero su erección siquiera estaba completa, no se sentía listo para correrse de nuevo, pero iba a hacerlo.
—¿Acaso te duele Al?—. No le dolía en lo absoluto, pero podía ver estrellas en el techo. —No, no duele. Huff—. La dificultad al hablar era notoria, esos suspiros, jadeos y gemidos hacían que las palabras se atropellaran entre sí. —Entonces no me detendré ¿Así te gusta cariño?—. Dijo al agregar un dedo más, expandiendo la entrada íntima, ablandando y preparándolo para algo más grande, bueno, algo así.

—Ungh~ ¡Luci- fer! —. Iba a correrse, claro que lo haría, por instinto llevó sus manos a la muñeca del monarca buscando que se detuviera, no sabía lo que era, pero no saldría semen de su miembro. Está tan mojado, que sexy. —¡Ya! ¡Ah~! ♡~ —.  Su cadera se sacudió y apretó la muñeca de él ángel caído mientras el seguía embistiéndolo. Alastor gimiendo y contrayéndose mientras el líquido que salía de su intimidad aumentó en cuestión de segundos.

—¿Al? ¿Tuviste una orgasmo seco?—.

¿Que es esto? Mi cuerpo... se siente tan bien. No quería aceptarlo, el mismo "aclamaba" ser humillado cuando ese momento ya había pasado. El líquido viscoso en su ano se mezcló con uno más fine, menos espeso y abundante. —¿Haa?—. Escuchaba lo que decía pero no lo asimilaba, su cuerpo seguía temblando por su reciente clímax.

—Bueno, seco no estás—. Se burló mientras sacudía su mano para disminuir la humedad en sus dedos y poder probar el fluido dulce, pasando su lengua por su dedos deleitándose con el sabor empalagoso.
—Está... —. ¿Eh? No escuché lo que dijo.
Tan concentrado en su sabor, no escuchó lo que salió de los labios de el Demonio de la Radio. —Está... vacío—. Refiriéndose a su interior, se sentía vacío, necesitaba sentirse lleno, lo necesitaba a él. Lo quiero dentro... rápido, dámelo.

Las manos oscuras tocaron el pantalón blanco, buscando contacto, buscando su intimidad, buscándolo a él. Fue cuando Lucifer se dio cuenta de lo ido que se encontraba Alastor, sus pupilas estaban dilatas, cegadas en el placer, su piel acaramelada brillando en sudor y el rubor en su rostro, sus orejas temblando y su cola apartándose del camino, mostrando deseo y sumisión.

—¿Lo quieres?—. No iba a desaprovechar la oportunidad de ver el lado que Al nunca dejaba salir.
—Si... dámelo—. Lo quiero, dámelo por favor.

Las sábanas rojas ya húmedas y el ambiente caliente y sofocante lo llevaron al límite, Alastor emanaba un olor seductor que lo llamaba. Bajo sus pantalones lo suficiente para poder empezar a rozar con su glande la jugosa entrada color caramelo. —Mgh~ Lucifer deja de jugar—. 

—¿Hm? Si tú lo dices—. Sonrió mientras se quitaba lo que restaba de ropa en su torso, ese moño rojo había caído hace mucho, pero ahora todo su pecho estaba al descubierto, dando a relucir el sudor en sus músculos, su piel pálida enrojecida y algunos de sus cabellos pegados a su cuello debido a las altas temperaturas en su cuerpo. Lo había preparado bien y estaba lubricado lo suficiente, así que sin miedo, empujó todo dentro, en un movimiento fuerte y decidido al cual Alastor siquiera pudo reaccionar, temblando de pies a cabeza, envolvió a Lucifer con sus piernas y tomó sus muñecas buscando soporte. El ángel estaba perfectamente dentro, era como si su interior tuviera su forma y tamaño, acoplándose perfectamente a su anatomía. Recargó sus manos en el colchón justo para que el rostro de Al estuviera entre sus brazos y poder verse mutuamente. La sonrisa normalmente orgullosa, ahora temblaba en placer.