Cuestión De Honor ~MLBB~ (AluNger)

CASUALIDAD

    

 Granger se llevó a Harith a una locación diferente dentro de Lumina. Ambos vivirían ahí y en paz luego de la guerra llegase a su fin. No podía negarlo, estaba estresado por todas las cosas que se habían precipitado hacia él, de una manera tan súbita. Preparó una taza de café en la cocina para evitar caer dormido.

Se sentó en una silla al lado de la cama de Harith mientras este se recuperaba y se bebió ese café tan amargo como la sensación que Alucard había dejado en él. Absurdo, ridículo y estúpido eran las palabras correctas con las que se describía así mismo. Creyó ser capaz de desechar todo sentimiento ajeno a la dejadez y el valeverguismo que empezó a resonar en su interior. Nunca lo deseó de esta manera, pero ahora estaba casado, pero no era sinónimo de nada más que solo poder. Apreciaba a Silvanna, pero no de la manera en la que se esperaría.

Silvanna tuvo razón al decir que tendría la fuerza de la luz de su lado y sería suficiente para poder frenar a Alice. El combate entre ambas era muy reñido, pero Granger sabía muy bien donde dirigir su atención. Los últimos que quedaban del consejo estaban encerrados dentro del salón del trono junto a los pocos guardias y miembros elites de la iglesia que sobrevivieron luego del ataque inicial de un demonio que se había escabullido en la iglesia buscando algo especial y logró llevárselo después de incansables horas de una insufrible batalla. Esos pocos hombres que quedaban no significaban nada para Alucard, quien, corroído por la oscuridad, terminó por aniquilar a todos en el interior, saciando de una vez por todas esa despiadada sed de venganza... Granger no pudo llegar a tiempo para evitarlo. Sin embargo, cuando se puso frente a él, el rubio tenía la mirada perdida en todo ese holocausto que había dejado, por fin se lo veía liberado a pesar de haber perdido lo más importante.

Granger apuntó su arma directamente a la cabeza de Alucard, su puntería certera era digna de admiración, a esa distancia era imposible fallar. Pero los agudos reflejos de Alucard le permitieron retroceder y esquivar ese ataque tan peligroso. Fue un instante en el que ambos se miraron, y aunque Alucard albergaba un leve latir, Granger no sentía más que la certeza de que el próximo disparo, iba a dar de lleno a su objetivo. Y así fue... la bala atravesó el vientre de Alucard y este tuvo que recargarse sobre su espada para no caer. Alucard necesitaba acercarse a Granger para poder entrar en combate, pero el pelinegro mantenía su distancia a como de lugar. Era bastante escurridizo y eso estaba dejando a Alucard con demasiadas heridas que, por fortuna, ninguna había dado en un órgano vital.

Su combate se extendió tanto como se pudo, ambos estaban heridos, pero Alucard lo estaba aún más. Granger solo había recibido un corte demasiado profundo en su hombro izquierdo, nada grave. Cicatrices que garantizaban que fue combate real entre un cazador y un semi-demonio y no la de dos amantes tratando de desquitar su dolor en el otro. Solo una pelea entre dos desconocidos, en la que el rubio se vio obligado a retirarse por medio de un portal al verse derrotado.

La guerra llegó a su fin nuevamente. Silvanna no pudo recuperar a su hermano y el antiguo rey estaba en total negación de aceptar a su hija como actual gobernante absoluta de Moniyan. Y Granger a pesar de portar el título de rey, vivía pacíficamente dentro de los cuarteles del palacio. Tomaba su papel en serio, cuando Silvanna le pedía ayuda para formar al nuevo consejo y otros asuntos similares. Fanny y Tigreal tomaron posesión del antiguo puesto de su padre. La vida en Lumina volvió a ser la misma de siempre por largos y cansados meses.

Harith era un pequeño travieso, los leonin suelen ser juguetones hasta ser adultos, y para ello faltaban demasiados siglos y aunque Granger jamás hablaba con nadie, Harith era la excepción a esa regla, y aún así no volvió sonreír, no volvió a verse como un humano, solo una máquina de matar. Aquella noche tomó por sorpresa a Harith con una idea algo impropia de él.