Historia de un capítulo.Tenía 24 años cuándo dejé la casa en la que me crie, y la verdad es que amaba mi ciudad, amaba mi barrio, amaba a mi gente, pero aún así yo no era bienvenida en mi país, y yo no podía vivir en la sombra de una sociedad que no me quería, un día cogí las maletas y me marché para no volver jamás con destino a España con la esperanza de que mi vida fuera diferente , y tanto que lo fue, el mediterráneo llegó a mi vida para robarme el alma, el corazón y absolutamente cada uno de mis pensamientos, llegué un 26 de Mayo, el sol apretaba y la calor se hacía muy presente, la gente se movía por todas las calles llenándola de alegría, ahí me di cuenta de la vida que brotaba y rebosaba aquella ciudad, de las terrazas llenas de cafés fríos y tercios, de su gente, llevaba solo una hora en esa ciudad y ya me había contagiado su energía, y con una sensación cálida en el pecho empecé a descubrir mi nueva vida lejos de casa, pasó un mes, había comenzado a trabajar en una cantina pegada al mar, siempre estaba llena y el ambiente supuraba siempre una sensación de verano eterno, esa semana empezaba Julio y me habían avisado de una incorporación a la plantilla, todos los veranos a partir de Julio en aquella cantina a media tarde una chica hacía sus bolos, y por el revuelo por la vuelta de aquella chica dejaba en claro que los clientes la amaban, se había anunciado su regresó hacía una semana y la noticia parecía que había corrido como la pólvora, no eran ni las 5 de la tarde y la cantina estaba a máximo aforo, la música de ambiente sonaba animadamente a la espera de aquella chica y yo me encontraba tras la barra atendiendo a toda velocidad cuándo crucé la primera mirada con aquellos ojos tan azules como el mediterráneo, me pidió un café del tiempo y bailándo la canción que vibraba a través de los altavoces se alejó junto con sus amigos, en aquel momento no pensé que aquella sería la chica que más tarde vería subida en la pequeña tarima de aquel local, así que cuándo se hizo hora y todo estaba preparado para el bolo vi como subía a ese escenario entre aplausos y vitoreos, me fijé bien en ella, una chica con un recogido estilo wolfcut, de cabello castaño claro, de sonrisa traviesa junto con una nariz perfectamente recta y esos ojos, joder, desde detrás de la barra podía ver el brillo de ese azul radioactivo, vestía unos pantalones rectos beige y una camisa blanca holgada entreabierta, en sus manos una guitarra clásica de un marrón precioso, empezó a rasgar sus dedos entra las cuerdas, un leve melodía se hacía hueco y la gente esperaba con ansias su voz, yo incluida, mis compañeros habían puesto muchas expectativas en aquella chica, y no fue para menos, una voz un poco rasposa, aireada empezó a inundar cada hueco de la cantina, en partes de la canción se le rompía la voz haciendo un efecto completamente adictivo de escuchar, no mentían esa chica tenía una voz única, te traspasaba el alma, cantó por dos horas y poco me pareció, me había quedado enganchada a su voz, cuándo me quise dar cuenta la tenía devuelta en la barra, sentada en un taburete girando su cuerpo de un lado a otro, saludo a mis compañeros y dirigió su mirada a mí, sonrió ampliamente, una sonrisa vacilona de esas que muestran todos los dientes perfectamente alineados y puede ver como tenía los colmillos un poquito más largos de lo normal y que le daba un toque encantador, pude notarlo al instante, era de esas chicas que son guapas y lo saben, "Soy Raen" escuché que me dijo, quería entablar una conversación conmigo, al fin y al cabo yo era la novedad, allí todos se conocían y yo había entrado hacía un mes, iba a acercarme, mínimo presentarme pero fue imposible por la cantidad de gente que se había aglomerado en la barra, la observada de reojo, se quedó un rato allí esperando hasta que un chico con el pelo blanco y alto se acercó a ella rodeándola y dándole un abrazo por la espalda, que acabo girando su taburete para tenerla de frente, y en un momento que aparte le mirada se esfumaron.
Durante los siguientes días prácticamente la acaparaban, solo habíamos cruzado un par de saludos que habían sido abruptamente interrumpidos, una semana más tarde la cantina se encontraba más tranquila, ese día no había tanta clientela, era un día de esos de verano que el sol podía derretir paredes, aquel día pude al fin tener una conversación de más de dos palabras con ella que hasta la fecha no había sido para nada posible, honestamente entendía porque todos la amaban, se notaba a leguas que era una chica con la cabeza bien puesta, alegre y con una rapidez mental que te hacía llorar de la risa con sus ocurrencias, pero a mí no me engañó, lo pude ver desde el primer día en sus ojos, la chica escondía un agujero en el pecho de tristeza y nostalgia, por mucha fachada bonita que vendiera al resto, solo hacía falta mirar un poco más lejos para verlo, para ver esa oscuridad que la ahogaba, que engañados tenía a todos, pero no a mí.
Igual por eso nos enamoramos, porqué el vacío que tenía la otra no nos asustaba, igual pensábamos que íbamos a poder llenarlos , no lo sé, o igual solo fue una coincidencia caprichosa del destino, y durante un tiempo así fue, me enseñó a amar el calor del verano, las gafas sol, el olor del plástico de hinchables quemado, a el granizado de limón y los paseos nocturnos por la playa, a las ciudades pequeñas y a las casas de campo con piscina, a los domingos de paella y al helado de avellana por la tarde, me enseñó lo que era vivir de verdad, lo que era vivir en el mediterráneo, amaba mi vida, acostada en aquella tumbona cerré los ojos sintiéndome la persona más afortunada del mundo, notaba el peso de mi chica sobre mi cuerpo, estaba mojada y fresca había acabado de salir de la piscina y se había colocado entre mis piernas apoyando su cabeza en mi vientre, mi piel estaba caliente y las gotas de su cabello caían sobre mi abdomen resbalando por mi piel, enredé mis dedos en su pelo, acariciando sus mechones y noté como poco a poco su respiración se volvía más lenta hasta quedarse dormida, cuanto la amaba, ojalá pudiera haberme quedado a vivir en aquel momento para siempre.
Viéndola dormir, tan relajada tan tranquila recordé todos los días que me dio y sus respectivas noches, de todos esos besos en la frente y de todos esos abrazos tan fuertes que se te pegan al alma, porque si bien mi amor podía llevarme hasta el más puro éxtasis, su forma tan bonita de quererme y de protegerme era lo que me derretía el corazón, vivía por y para los detalles, era todo una romántica aunque a ella le diera vergüenza, se hacía la dura, o eso intentaba, porque cuándo se trataba de mí, habría robado la luna si se lo hubiera pedido, siempre amé la forma que dejaba en claro cuanto me quería, la forma en que me quitó todas las inseguridades, confiaba en ella con todo mi corazón, y igual ese fue el problema, creerme todas sus palabras, pero no me podéis juzgar por ello, me miraba con esos ojos y con esa sonrisa mostrándome sus adorables colmillos y no tenía de otra que creerla, culparla tampoco es justo, ella tampoco quería ese final, ella perdió más y aún así se mantuvo fuerte hasta el último momento, "mi vida no llores", las pesadillas aún me atacan diariamente, y me produce escalofríos pensar en sus palabras, mi amor ojalá haber podido vivir toda una vida y fallecer juntas, pero te saltaste gran parte por vivir, injustamente el universo te odiaba y te sacó de sus planes, eras un angelito, debían tenerte miedo y te pusieron fin, durante meses lo ocultaste, pensabas que solo sería un susto y que en poco tiempo todo regresaría a la normalidad, no querías preocuparme, decírmelo significaba que fuera real, significaba aceptar que te estabas muriendo y eso te aterraba, te mataba de miedo de hecho, saber que tú propia vida no dependía de ti te mataba, eras una espectadora más esperando una buena noticia que jamás llegó.
Mi amor, ojalá me lo hubieras contado al principio, me enamoré de una cuenta atrás, me enamoré porque me lo disté todo sin saber que me iba a quedar sin nada, no estoy enfadada, simplemente tengo el corazón roto, mi vida se que jamás voy a encontrar alguien como tú, y quiero odiarte por eso, pero no puedo, te necesito, te necesito para ser feliz, necesito que estés conmigo, que me lleves a la playa, a esos días buenos dónde nos bañábamos en el mediterráneo, a esos besos con sal que me diste, a las duchas post playa y a las consecuentes cenas con sus paseos, a que me des la mano al caminar y a colarnos el la piscina de tú departamento por las noches.
Corazón, hubiéramos sido tan felices, fuimos tan felices y ahora nos hemos quedado en nada, voy a estar toda mi vida enamorada de ti, me fui de mi país buscando una vida nueva, y me diste la mejor vida que jamás imaginé, solo puedo darte las gracias por los mejores años que voy a vivir, por enseñarme a querer bien y gracias por quererme tanto, me sentí la chica más bonita del mundo junto a ti, se que solo tenías ojos para mí, nunca se me olvidará el tacto de tus manos en mis caderas, ni todas las palabras bonitas que me dijiste, así que mi amor, gracias por todo, te quiero.
ESTÁS LEYENDO
Diminutas partes de mi memoria
General FictionPedazos de mis sueños convertidos en historias. Que siento, que fui, que soy, que quiero ser, y porque me persiguen estos sueños, que significan y porque me ahogan. Diminutos relatos de un episodio.