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La temporada de celo de Pest se acercaba, provocando que este se pusiera más cariñoso y coqueto con su pareja. Cosa que Poob no sabía, pues nunca habían tocado ese tema.
- ¡¿PODRÍAS DEJARME EN PAZ POR UN MINUTO?!- Gritaba Poob desde el interior del baño.
- ¡Pero quiero estar contigo~! - Contestó Pest, justo enfrente de la puerta cerrada, queriendo entrar.
Desde que despertaron, Pest lo estuvo siguiendo por toda la casa, abrazándolo y restregándose contra él.
A Poob no le importaba mucho, pero Pest empezaba a arrebasar los límites del menor, provocando que este se enoje.
- ¡PEST, YA VETE! - Le volvió a gritar, oyendo como este le gruñía desde afuera y se iba, dejándolo en paz.
Poob suspiró aliviado, volviendo a concentrarse en hacer sus necesidades.
El escarabajo al irse de ahí, se dirigió a la habitación compartida, empezando a buscar entre los cajones de ropa de su pareja, agarrando una prenda para empezar a oler de ella.
Pest disfrutaba del olor de su pareja impregnado en aquella prenda de ropa hasta que Poob entró al cuarto, sonrojandose al ver la ropa que estaba oliendo el mayor.
- ¡¿Qué haces con mi ropa interior?! -
Pest se volteó, viendo a un muy avergonzado Poob.
- No me dejaste entrar, entonces busqué algo que tuviera tu olor - Se excusó, volviendo a oler la ropa.
El de sombrero colorido se acercó a él y le arrebató la prenda, volviendo a ponerla en su lugar.
- ¡¿Pero tenía que ser específicamente mi ropa interior?! - Le volvió a gritar, haciendo que Pest le gruñera.
Se quedaron en silencio por varios segundos hasta que Poob suspiró y se sentó al lado de Pest.
- Ven aquí - Habló Poob, extendiendo sus brazos para que Pest lo abrazara.
El escarabajo se inclinó y hundió su cabeza en el pequeño pecho del menor, olfateando el olor que tanto le encantaba.
Poob le quitó la gorra, dejándola en el mueble al lado, empezando a dejar besos en su cabeza.
Continúo besando y acariciando su cabello, hasta que sintió un mordisco en uno de sus pezones, provocándole un pequeño gemido.
- ¡Ey! no hagas eso - Dijo el menor, dándole un golpesito en la cabeza a Pest.
Pest se rió, levantando su cabeza para besar y lamer la cara de su chico. Poob no negó los mimos de Pest, pero le era algo incómodo cuando este lo lamía.
- Buggy... - Lo llamó - ¿Por qué estás tan juguetón? - Preguntó, viendo cómo su pareja se detenía.
