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Convencer a JiMin de salir había sido más difícil de lo que esperaba. El joven se había encerrado en su baño por más de una hora alegando con JungKook acerca de la lástima de las personas, o la burla de otras, y aunque JiMin sabía que no podía ver sus caras de lástima o burla, no quería ser motivo de entretención para nadie.

—¡Nadie va a prestarte atención! ¡Todos tienen vidas ocupadas! —le decía JungKook desde el otro lado de la puerta, pero el castaño respondía con un silencio absoluto.

Pero JungKook era fuerte y perseverante, no se movió de la habitación, y luego de un rato que no se escuchó más que el sonido que hacían los vecinos del piso de arriba, JiMin abrió la puerta del baño para descubrir que JungKook había permanecido sentado en el piso, recargado en la puerta del baño esperando a que saliera, ¿qué cómo lo supo? Lo golpeó con la puerta al abrir.

—Al fin, dormí al menos media hora aquí abajo —le había dicho, cosa que lo hizo enojar.

—No voy a ir.

—No puedo dejarte solo, se lo prometí a tu hermana. Ahora mueve toda tu amargura conmigo hasta el mercado. —Lo tomó de la mano e intentó arrastrarlo consigo, pero apenas logró moverlo—. Por favor, Lucas. Tu gato hace más caso que tú. Incluso un niñito de dos años obedece órdenes.

—No soy un niñito.

—Entonces demuéstralo —lo retó.

Después de aquella discusión, JungKook caminaba por la calle fuera del edificio con una sonrisa de triunfo. Había logrado que JiMin saliera del departamento.

Los pocos segundos en el ascensor fueron bastante incómodos porque el castaño no había dejado de apretar su mano, e invadió su espacio personal cuando una señora subió en el piso cinco, jamás había estado así de cerca con un chico, ni siquiera con Tae, lo cual había provocado un ligero sonrojo.

Park JiMin estaba tomando muchas de sus primeras veces.

Mientras caminaban por las calles, JungKook pudo percatarse de una cosa. Muchas personas los ignoraban, pero algunas otras se detenían para verlos pasar, parecían conocer a JiMin y les sorprendía verlo después de tanto tiempo. Supuso entonces que después del accidente apenas lo habían visto, pues el castaño se había encerrado para no salir ni a saludar, ¿así había terminado su último año de escuela?

JungKook se vio obligado a soltar la mano de JiMin cuando una niña se atravesó con su triciclo. El castaño dio un paso hacia atrás y alzó su brazo, buscando con su mano la suya. El verle el rostro cubierto por el miedo le hizo entender cuán vulnerable era, JiMin estaba aterrado en medio de tanta gente a su alrededor, y aunque no podía verlas, sabía que estaban ahí guiándose por el sonido que era como sus ojos.

—Estoy aquí —le dijo para después tomar su mano, la cual JiMin apretó enseguida.

—¡No me sueltes, te lo dije!
                                                    
—Lo siento, no voy a soltarte. Ven, ya casi llegamos.

Siguieron avanzando hasta el mercado, al cual llegaron en poco más de cinco minutos.

Como era de esperarse había bastantes personas, muchas haciendo exactamente lo que JungKook planeaba, comprar la comida para celebrar la navidad el próximo martes. No quería que Lisa se preocupara por ello, ella tenía un nuevo trabajo y lo menos que necesitaba era agobiarse por algo como eso. Él prepararía la cena y los tres pasarían una linda noche para darle la bienvenida a la navidad.

¡Oh, es verdad, los regalos!

—¿Y ahora qué tienes? —Preguntó JiMin—. Hemos estado aquí parados por más de un minuto. La gente no deja de golpear mi hombro.

Los ojos del Alma彡༄Jikook AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora