Sombra de Cisne [Real Ver.]

Piloto.

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La música tocada por la combinación de tantos instrumentos —entre ellos incluidos los violines—, invadía con gran potencia aquel gran Teatro lleno de personas en las butacas del mismo. En el escenario de este, se encontraban dos personas, un chico y una chica.

La canción que en ese momento era entonada era la famosa "escène" del Lago de los cisnes.
La chica y el chico —cuyas identidades, nombres o datos no eran relevantes para el chico de cabello oscuro— bailaban y se movían tan sutilmente que era placentero el simple hecho de tan sólo verlos.

El escenario completamente vacío, solo para ellos y cientos de vistas que eran solo dirigidas hacia aquellos dos jóvenes. Si los veías, fácilmente podrías confundirlos con dos ligeras y blancas plumas que se movían con tanta suavidad, como si el aire las llevara.

Aproximadamente al minuto de haber empezado la interpretación, un chico completamente vestido de negro, con plumas a su alrededor, entró en escena, pasando los límites de las piernas del teatro en el que se encontraba anteriormente. Un pequeño salto bastó con que mucha de la atención que anteriormente se les daba a los dos bailarines principales, se dirigiera a él y a toda acción que realizaba.

Mientras Sam bailaba, miraba continuamente a un asiento que estuvo vacío la mayoría del tiempo de la obra; pero justamente en ese número, el asiento fue ocupado por un adolescente, casi adulto, castaño de lentes y pecas, Kim Seoli.

El papel que el Cisne negro desempeñaba en la historia era muy importante; amaba al cisne blanco, pero ella ya tenía alguien a quien amar y a quien corresponderle. El cisne negro se decepcionaba y se rendía porque sabía que aunque hubiera cientos o miles de universos más, nunca sería bien visto por el simple hecho de ser un cisne negro. Los demás siempre lo verían como un caso extraño, raro y completamente diferente.

Realmente ese caso no era tan diferente a lo que Seoli vivía en su vida diaria y en su vida amorosa.

Una vez más, volteó la mirada hacia aquella butaca. No; mejor dicho, volteó la mirada hacia aquel chico de ojos color miel y cabello ondulado. Seoli. La vista de Misul. Kim Seoli y Sam Misul.

Misul estaba enamorado de Seoli.

Esa era la única verdad. Pero era mucho más complicado de lo que en realidad sonaba, era o parecía. Seoli, un chico que venía de una familia reconocida y adinerada; además de tener la vida arreglada. Sam, un chico que tenía la necesidad de trabajar de medio tiempo para pagar sus clases y ayudar a su familia. No eran para nada parecidos en ese aspecto. Y, lastimosamente, es en lo que todas las personas se fijan principalmente. No era "correcto" estar enamorado de una persona que, claramente, era muy lejana y muy ajena a ti.

—Si este es un pecado, perdóname, Señor. —

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Esta es una historia que quería publicar desde hace meses, así que aquí estoy!

Voy a intentar promocionar esta historia para conseguir lectores y juzguen mi trabajo como debe ser, pero por lo mientras, disfrútenlo!

Vivan su vida, no hay un mañana.

Uin.