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JiMin había dejado la mitad de su comida en el plato cuando escuchó a su madre decir que ya había "comido demasiado" y retirarle el plato aún cuando sus palillos ni siquiera habían abandonado el tazón

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JiMin había dejado la mitad de su comida en el plato cuando escuchó a su madre decir que ya había "comido demasiado" y retirarle el plato aún cuando sus palillos ni siquiera habían abandonado el tazón. Su hermano lo miro con atención esperando alguna reacción de su parte pero el menor simplemente trago lo poco que tenía en la boca y aguantó sus lágrimas fingiendo limpiarse el rostro.

NamJoon suspiro y se levantó para tomar el tazón de la isla de la cocina para regresarlo con su hermano, su madre no tardó en darse cuenta y sintió su mano alrededor de su muñeca mientras su expresión horrorizada lo apuñalaba con fuerza.

—¿Qué crees que haces, NamJoon? —La mujer se veía realmente molesta por sus acciones pero en ese punto no podía tolerar ver a su hermano pasar hambre y bajar con él a la cocina por las noches para prepararle algo de cenar porque su estómago nunca se sentía lleno.

—Alimento a JiMin, algo que parece ser tú no puedes hacer —la relación entre NamJoon y su madrastra nunca había sido del todo buena desde un inicio cuando ella hizo comentarios despectivos acerca de su difunta madre y se auto proclamó la mujer de la casa.

—Está gordo, NamJoon. Deja eso y termina de desayunar para que vayas a la escuela —el plato fue forcejeado entre las manos de ambos hasta que sin querer cayó al piso y la mujer explotó contra ellos dos, JiMin por ser "un gordo que nunca tenía suficiente comida" y NamJoon por ser un cómplice en sus malos hábitos.

¡Tiene diez años, no puedes hacerle eso!

—¡Sé lo que hago con mi hijo, sino quieres que hable con tu padre más vale irte, NamJoon!

JiMin lloro en su habitación escuchando a su hermanastro pelear con su madre en la planta baja y metió su rostro entre su almohada queriendo dormir un rato más para no sentir hambre. Ni siquiera había comido más de tres bocados cuando ya había sido suficiente para su madre.

Escucho la puerta de su habitación abrirse y no necesito separarse de su almohada cuando supo que era NamJoon por su aroma y el sonido de sus zapatos contra el piso.

—Nada de lo que ella diga es cierto, ¿lo entiendes?

El alfa era cinco años mayor que él, lo había tratado como un hermano desde el momento que sus padres se casaron y jamás se mostró celoso de las interacciones que JiMin tenía con el padre de NamJoon. El alfa siempre había deseado otro hermano y la llegada de JiMin a su vida había sido como un regalo del cielo para él, ese gran amor era lo que lo hacía defenderlo de su madre, regalarle caramelos en la escuela y traerle su jugo favorito después de sus clases extras.

—Ven, déjame abrazarte —JiMin sollozo dejándose cargar para estar en el regazo de NamJoon y sentir que lo calmaba con su aroma y las caricias que le dio en los brazos al oír su llanto.

—Eres como un algodón de azúcar, JiMin. Tan dulce y lindo como un algodón de azúcar —le dio una mirada llena de amor y volvió a acercarlo a su pecho al verlo llorar otra vez.

El peso del amor • YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora