Capitulo 4: El día después.

1 0 0
                                    

—ERES UN ESTUPIDO!!—

Replicó un joven de pelaje blanco manoteando y pataleando hacia su compañero humano

—sabía que no podía confiar en ti, mentecato malnacido!—

La ira del cornudo fue respondida con una notable mueca de confusión

—ok?... en primera, creo que tu traductor está desactualizado, "mentecato" es un insulto que no se usa hace siglos—

Bromeó el humano, provocando que su compañero peludo enfureciera un poco más

—n-no me cambies el tema, mujeriego desgraciado!—

El humanoide intentó cornear a su compañero, fallando al trastabillar con sus propias patas

—cuidado!—

El humano atrapó al cabrito en medio del vuelo, asegurándolo entre sus brazos tratando de no utilizar suficiente fuerza para lastimar al cabrito, pero con suficiente firmeza para no dejarlo caer por error

—estás bien?—

Este parecía verdaderamente preocupado por su amigo, pasando su vista rápidamente por el aparentemente frágil cuerpo del alíen en busca de alguna magulladura o corte

Algo un poco complicado, debido a la obvia cantidad de pelaje del joven, el cual no le permitió ver nada más que los leves espasmos en su cadera

—tranquilo, pequeño, parece que si te lastimé la cadera ayer—

El humano recordó algunos de los sucesos de la noche anterior, intentando esbozar una sonrisa para esconder su vergüenza

—que tú qué?!—

Respondió el pseudo-borrego mostrando un interesante tic en su ojo, posteriormente llevando su mano hacia sus muslos con una mezcla de emociones bastante variadas

—tu...—

Resonó con la voz más tenebrosa que intentó hacer, afilando su mirada hacia el humano

—y-yo?—

Respondió su compañero, retrocediendo un par de pasos de manera involuntaria

Llevándose la sorpresa de que aún no lo había soltado.

—eh?—

Los brillantes orbes dorados del alien fijaron una sombría mirada directamente a los ojos del humano, expresándole sus posibles intenciones

—que me hiciste?—

Preguntó el joven peludo intentando sonar atemorizante, sintiéndose realmente atemorizado en su interior por el remoto caso de hacer enojar a ese ser que posiblemente había comenzado a verlo como alimento

"sabía que las especies depredadoras no podrían llevarse bien con las especies presas, mi mamá tenía razón, este experimento es un error" sus dudas resonaban en su mente mientras mantenía sus ojos fijos en el humano

Cualquier movimiento, por pequeño que fuera, activaría sus instintos de supervivencia

Posiblemente mandando a volar al humano con sus cuernos o intentando distraerlo con su larga cola

Sea cual sea el caso, esperaba que su acto fuera lo suficientemente convincente

—te cuidé, aunque dije que no lo haría, te traje a nuestra habitación, aunque te advertí que te dejaría a tu suerte y si, dormí contigo, pero tuve que hacerlo?—

—Estamos en medio del invierno y la calefacción estaba fallando por las tormentas—

Intentó defenderse

—y como explica eso que desperté abrazando a mi compañero humano el cual, casualmente, vestía únicamente con sus calzoncillos?—

El alien preguntó acusatoriamente

—ow, esa es fácil, cierta cabra alienígena vomitó todas y cada una de mis pijamas—

—Pudiste haber dormido con otra ropa—

—crees que no lo intenté?, no sé cuánto comiste anoche, pero creo que fácilmente vaciaste un buffet entero sobre mí—

El humano alzó sus brazos directo a una pila de ropa notablemente húmeda y pintada de diversos colores que yacía en el baño

—por cierto, tú me vas a pagar la lavandería, a Joel no le va a gustar esto...—

Continuó, poniendo su mano sobre su boca en resignación

—realmente él se encarga de este tipo de cosas cada semana, esta vez solo le tocó que fueras tú—

Dijo el alien, presentando un poco de vergüenza

—volviendo al tema, mi boca y mi trasero me arden, no tuviste nada que ver en eso?—

Preguntó enfocando sus ojos de vuelta al humano, esta vez manejaban una maraña de emociones, entre las que podríamos reconocer tristeza, curiosidad, miedo, incluso algo de vergüenza

Pensando lo peor, el joven peludo dio un par de pasos para alejarse del humano, topando su cama contra el dorso de sus piernas

—pues...—

El humano desvió su mirada sin estar seguro de cómo responder a la pregunta

—l-lo...—

Comenzó el peli-blanco, intentando evitar la los orbes de su compañero

—lo hicimos?... el... el acto reproductivo?...—

La vergüenza y timidez expresadas por las palabras del alienígena causaron un fuerte impacto en el humano

Escuchar a su compañero hablar en ese tono o actuar de esa forma era algo que solo había visto en material vario proveniente del planeta del alienígena

Encerrando en lo más profundo de su pecho los impulsos de "mimar" a su compañero, como si de un cachorro triste se tratara, el humano atinó a poner su mano sobre la cabeza del peli-blanco

—tranquilo Hyura, no hicimos nada, tu garganta posiblemente duele tanto por el vómito y el licor—

Manteniendo una cálida sonrisa y centrando sus ojos hacia el pseudo borreguito, el humano comenzó a mover lentamente su mano, intentando reconfortar a su amigo

Aunque de la manera menos xenofóbica que se le ocurrió, como si este fuera un perrito

Algo que, en principio, le pareció sumamente extraño al alienígena, pero la sensación de los dedos del humano frotando entre las finas hebras de su pelaje, además del rítmico e hipnotizaste movimiento y su suave pero ronca voz, causaban en un confort y seguridad extrañamente adictivo

—y sobre lo de tu trasero, perdón por eso, caímos por las escaleras en el trayecto del bar hacia acá, me las arreglé para que la mayoría de impactos los recibiera yo, pero, creo que de igual modo terminaste llevándote alguno—

La sincera sonrisa del humano hizo entender al peli-blanco que no había maldad o engaño detrás de sus palabras, en consecuencia, aceptando la caricia del humano por un poco más de tiempo

Incluso más del que el alien estaría dispuesto a reconocer.

Mientras, por parte del humano

Él se encontraba sumido en sus recuerdos

Específicamente en los de esa noche, cuando al despertar tras volver a sentir humedad sobre su cuerpo, pudo notar a su compañero enroscado férreamente a su brazo

Llorando entre sueños, mientras repetía algunos balbuceos apenas entendibles

"p-papá... n-no me q-quiero ir... p-por f-favor... n-no me quiero ir..."

Con algo de pesar en su corazón, el joven solo pudo atinar a frotar su cabeza suave y rítmicamente, recordando cómo, en su juventud, su propio padre hacía lo mismo para lograr que conciliara el sueño

—otra vez eso, verdad? Tranquilo, todo estará bien, ellos te aman...— susurró

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hasta Que La Investigación TermineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora