Capítulo 8

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— ¿En serio no quiere que le prepare algo de comer? — Preguntó la señora Mariam, la niñera de la infancia de Sergio, y quien estaba a cargo de administrar su casa desde hace mucho tiempo. 

Sentado en una enorme mesa de caoba de forma rectangular, Sergio dejó el periódico y miró a Mariam en silencio. Era como una especie de orden para que se retirara. 

—Estoy bien. 

—Pero... Tiene un invitado. ¿Está seguro? — Ya era la cuarta vez que le preguntaba y es que era la primera vez que Sergio iba a traer a alguien por fuera de su periodo de celo. 

Aunque Mariam estaba preocupada por el hecho inesperado, lamentó no poder estar allí. Y siguió lamentándose, aunque le dijo dos veces que no tenía ninguna relación con esa persona. Sabía que las personas mayores siempre tenían esa ilusión en sus mentes, pero Sergio se sentía incómodo con la esperanza de Mariam, de atarlo en una relación con Max. 

Sí, era incómodo.

—... Está bien

Sergio apretó el puente de su nariz. Se sentía incomodo cada que pensaba en Max. Su último encuentro fue hace seis días y él seguía recordando sin excepciones lo que sucedió.

Era un recuerdo intenso y vergonzoso. 

Max es tan... Con solo hacer eso, se habían curado todos los síntomas que lo habían estado atormentando durante más de un mes. 

'Qué demonios' Suspiro mientras se recargaba en el respaldo de la silla. 

Después de eso, Max se acostó junto a Sergio durante una hora más o menos, hablando sobre esto y aquello, y luego se marchó primero con la promesa de que se verían la próxima semana. Sin embargo, su actitud al marcharse no era la de alguien emocionado.

'Ahora que lo pienso, nunca he estado con Max por más de tres horas'. 

'... Sería más sencillo si yo fuera el de arriba'

'Como era de esperarse, tengo un deseo extraño'

Mientras pensaba en eso de repente, Sergio miraba en silencio el periódico. 

— ¿Señor? 

Ante el llamado de Mariam a un Sergio aparentemente desconcertado, él borró esos pensamientos de su cabeza. 

—Sí, Mariam. Está bien. Así que tome un descanso. 

—La próxima vez, por favor preséntemelo.

Eso no iba a suceder. Pero en lugar de pasar por el alboroto de Mariam de nuevo, Sergio se atrevió a decirle que sí. Después se levantó de su silla para despedirla y acompañarla a la puerta principal. 

Sergio se quedó solo después de despedirse de Mariam. La enorme mansión de tres pisos se quedó en silencio. En un espacio que estaba tan silencioso que incluso el propio Sergio podría escuchar su más mínimo aliento. 

La mansión privada, que tenía una calle circular con forma de glorieta, era propiedad de la familia, pero nadie, excepto él, vivía allí. 

La mansión tenía una piscina interna, una sala de video, una sala de conferencias, una sala con una mesa de billar y casi todas las comodidades. Sergio usaba solo su estudio y su habitación. 

En el momento en que estaba pensando en eso, alguien llamó a la puerta. Por suerte, Sergio, que estaba de pie en el porche, se volvió en silencio y agarró el pomo de la puerta. Su mano, que vaciló un momento, rápidamente abrió la puerta.  

— ¿Estoy en el lugar correcto? 

Max le estaba sonriendo mientras sostenía un ramo de rosas. 

En lugar de reunirse en un hotel, Max le sugirió una cita en un lugar privado. 

Define The Relationship | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora