03 - russian spy

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— capítulo tres.
(espía rusa)

Alena se había pasado casi todo el rato de la comida escuchando como Ojiro y Sato hablaban, y aunque ellos intentaran añadirla a la conversación, ella prefería no intervenir mucho

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Alena se había pasado casi todo el rato de la comida escuchando como Ojiro y Sato hablaban, y aunque ellos intentaran añadirla a la conversación, ella prefería no intervenir mucho.

En el tiempo que llevaban con ella, ambos chicos pudieron comprobar como la rubia no era de muchas palabras, y lo respetaron.

Varios de la clase A habían intentado acercarse al trío al sentir curiosidad por Alena, pero ante la negatividad y el rehuso de hablar con ellos por parte de ella misma, todos acababan yéndose.

La rubia pestañeó dos veces, aún intentando descifrar aquello que se llevaba rato preguntando. Enredando un mechón rubio entre sus dedos, Alena señaló con su índice hacia el grupo de cuatro que se acababa de marchar de la mesa.

— Ese chico, el de pelo verde. ¿Cuál es su don?

Sentía curiosidad por él y por su don, pues había sido el primero en la carrera de obstáculos y no le había visto usar su don.

Si no fuera porque Aizawa le había dicho que ella sería la primera alumna sin un don, ella se pensaría que Midoriya tampoco tenía.

— ¿Midoriya? -inquirió Ojiro, ganando una afirmación de la chica.- Su don es parecido al de All Might, básicamente sus habilidades físicas se incrementan de forma inhumana. Aunque aún no lo controla del todo.

All Might.

Aquel era el nombre de aquel héroe que también había ido a destruir la habitación roja.

Alena asintió, desviando su atención ahora a su postre. Frunció el ceño, nunca había visto nada como aquello.

— ¿Qué es esto? -quiso saber ahora.

Ella nunca había comido algún tipo de postre, por lo que se le hizo sumamente raro aquello.

— Es tarta de queso. ¿Nunca has comido? -preguntó Sato.

— Ahora que me fijo, tienes un acento un poco diferente, al igual que tus rasgos. ¿De donde eres? -inquirió Ojiro.

Aunque realmente se había dado cuenta en la carrera de obstáculos, no había encontrado momento para preguntárselo, y ahora que parecía que Alena estaba más receptiva, no tardó en querer saberlo.

— Vengo de Rusia. -mencionó, dando el primer bocado a la tarta de queso.

Se relamió los labios gustosa, encontrándole un gran sabor a aquel apetitoso postre. No tardó en hincarle de nuevo la cuchara a la tarta, llevándosela a la boca y terminando por devorarse el postre a los pocos segundos.

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