Historia de un capítulo.sentada en el taburete y apoyando su cabeza en la barra de la cocina miraba al interior del salón, más concretamente a la puerta del baño, ¿como había llegado ahí?
necesitaba desesperadamente sentir algo, pero se había quedado completamente bloqueada, estática.Tenía que ser un sueño, la chica que amaba no estaba en su baño, no estaba en su ducha, el sonido del agua caer debía ser producto de su mente, una falsa ilusión que la volvería a dejar con un hueco en el pecho que ni en un millón de vidas ni en un millón de flores podría llenar.
¿la merezco?
No, no merecía aquella noche, el universo se empeñaba en brindarle oportunidades que por mucho que luchara no podía dar la talla, hay gente que nace con el corazón gripado, no es justo. Igual con menos esfuerzo otra persona podría darle lo que a ella le cuesta el alma.Suspiro... rompió la burbuja de pensamientos y visualizó el piano al fondo del salón, iluminado levemente por la pequeña lámpara que se apoyaba a un lateral del aparador, se levantó del taburete con pesadez, salió de la cocina y se encaminó al piano, miró la banqueta, una pequeña libreta negra se posaba sobre esta, la reconoció al instante, era su cuaderno, aquel en el que hace tanto tiempo dibujaba y escribía, aquel que al igual que el piano lo había dejado apartado y escondido en un rincón, no podía dejar de mirarlo, quería abrirlo perderse entre las páginas que un día llegó a ser, quería volver a tocar aquellas teclas que parecían de cristal, quería volver a ir con la gentileza de acariciar cada nota, pero en cambio no hizo nada, no abrió el cuaderno, y no toco el piano, aún firme delante de aquel instrumento sintió como unos brazos la rodeaban abrazándola por la espalda y dejo salir todo el aire que podía acumular sus pulmones.
¿Cuanto tiempo se había quedado en esa posición?, ni se había percatado cuándo había salido del baño. "mi amor", le susurro la chica y ella cerro los ojos, juraría que en ese momento su corazón había sufrido el pinchazo más grande que jamás había experimentado.
Se giró, quedándose frente aquella mujer que le tenía la cabeza a punto de estallar, la observó detenidamente, y tragó. Aquella mujer le quitaba el aliento, le quitaba la vida. Llevaba su ropa, y eso le calentó el corazón, la camisa le venía grande y solo llevaba el segundo botón abrochado, el pelo le caía húmedo empapando sutilmente la camisa formando pequeñas marcas de agua.
La miraba a los ojos, ¿cómo podía querer tanto a alguien? vencida apoyó su cabeza en el hombro de la chica, que sin dudarlo la rodeó con sus brazos llevando su mano a la nuca enterrándose en su pelo.En aquel abrazo cada segundo había sido una eternidad que se desvanecía, la chica le quitó cuidadosamente la chaqueta de aquel traje granate dejándola solo con la camisa blanca, dobló despacio la chaqueta y la dejo apoyada sobre el piano al igual que el cuaderno, "quiero oírte" dijo la chica que prácticamente la condujo hasta sentarse en aquella banqueta, ahora se encontraba cara a cara con el piano y con los brazos de aquella mujer rodeándola por la espalda, le aprisionaba el pecho, poco aire lograba pasar, el corazón ahora le latía a tanta velocidad que rozaba el paro cardíaco.
Quitó la tapa del piano, sus manos eran puro nervio, pensó unos segundos la canción que iba a darle vida durante unos minutos hasta que la encontró, las primeras notas empezaron a inundar aquel salón y la chica que estaba pegada a su espalda la apretó más contra ella, no había espacio alguno entre los dos cuerpos, se necesitaban.
"Otra" dijo la chica con susurro prácticamente inaudible, aceptando su petición siguieron otras más, apenas habían sido un puñado de canciones pero sus manos estaban doloridas. Aún sentada en la banqueta y con la mujer enganchada a su cuerpo, miró hacía arriba dejando caer su cabeza hacia atrás, con sus manos sujetaba los brazos de la chica que acabó rodeando la banqueta y sentándose en sus piernas, frente a frente y chocando sus respiraciones, "tócame" sentía que se iba a morir. La chica desabrochó el único botón que la cubría dejando ver su pecho que subía y bajada con pesadez, quería tocarla, quería darle absolutamente todo lo que pedía, pero tenía miedo, la chica lo notó y cogió sus manos llevándolas a su pecho quitándole todo el miedo que sentía, y proporcionándole seguridad para tocarla. La besó, un beso lento de los que nunca se olvidan, y que pasó a uno más necesitado, solo se escuchaban respiraciones agitadas y entrecortadas.Se levantó con la chica en brazos esta le rodeaba la cintura con las piernas y la sentó sobre el piano, sus manos se posaban sobre los muslos de la chica, que tenía el corazón desbocado. Iba despacio, queriendo grabar eternamente cada momento en su memoria, la besaba y la tocaba con cuidado como si pudiera romperla, como si la chica fuera una obra de arte de porcelana, tan frágil, tan bonita, la chica se derretía en cada toque, con su espalda totalmente arqueada sobre aquel piano se sentía en el cielo, como si todas las piezas de su puzzle que jamás había logrado encajar ahora por fin todas estaban en su sitió, quería permanecer bajo las caricias de su chica toda la vida, bajo sus brazos. Y cuándo pensaba que ya no podía sentir más y que ya se encontraba en el nivel más alto, notó su boca descender lentamente, le dolía de placer, era una tortura sumamente satisfactoria, se encontraba en otro mundo, a años luz del resto del planeta. Estalló, le faltaba el aire, nunca le había costado tanto recuperar el aliento, pero no tenía miedo de esa sensación, no mientras era sujetada en sus brazos por la causante de todo. Al poder llenar de nuevo sus pulmones miro a su chica a los ojos, esos que tanto lo encantaba mirar y en los que podía nadar tranquilamente como si fueran agua cristalina. Sintió la inseguridad brotar de ella, y no se lo quiso permitir más, se abrazó enredando sus piernas en sus caderas "no me voy a ir nunca" dijo y escuchó un suspiro de alivio, la quería, no solo la quería la amaba profundamente, recordó toda su historia, recordó quiénes eran, cosa que hace unos meses ambas habían olvidado, "mi amor llévame a la cama" susurró mirándola a los ojos, la rodeó y la cargó con sus brazos, la cargó como si una pluma se tratara, y la dejó suavemente en la cama, miró a la chica acostada, no sólo la había hecho suya, sino que ahora dormiría en su cama, tenía frente suya a la mujer que amaba desnuda y en su cama, no quería despertar de ese sueño, despertar la mataría. La mujer al ver la lucha interna que aún se formaba en su chica se incorporó y se arrodilló en el borde de la cama, tiró de la chica hasta acercarla a su cuerpo, y despacio empezó a desvestirla, botón tras botón hasta dejar caer al suelo la impoluta camisa blanca que vestía, detrás fueron los pantalones y la ropa interior, solo vestían que sus pieles, una vez la desnudó tiró de ella hacía la cama, no había necesidad de llegar a nada más aquella noche, solo la necesidad de tenerse cerca, piel con piel y sintiendo el calor de sus cuerpos, debajo las sábanas sus piernas eran un lío de enredos, jamás pensó que volverían a estar así, a que le diera otra oportunidad, y aún con el pecho en llamas se abrazó al cuerpo de la mujer, su mujer, y se durmió, se durmió aferrada a aquel cuerpo que le había prometido que no se iba a ir y decidió creerla, porque aunque si fuera una vil mentira, no le importaría que fuera ella quién le rompiera el corazón.
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Diminutas partes de mi memoria
General FictionPedazos de mis sueños convertidos en historias. Que siento, que fui, que soy, que quiero ser, y porque me persiguen estos sueños, que significan y porque me ahogan. Diminutos relatos de un episodio.