TRIP ᯓ★ JIKOOK

3. LOS REGALOS

—...Invitados a un viaje escolar por su excelencia académica...—leía Jimin por la noche mientras revisaba su correo estudiantil—. El destino serán las cabañas privadas de la universidad... parece que Jungkook sí tendrá un regalo después de todo— susurró.

Jimin salió mucho tiempo después de su habitación hacia la pequeña sala en la que esperaba ver al chico más joven pero no lo encontró. Suspiró. Se le hizo raro no verlo con su conjunto de pijama en la sala, mirando alguna película o con un libro en mano.

Las ventanas estaban abiertas y había un aire frío delicioso que le hizo erizarse al mismo tiempo que revolvía su cabello semi-ondulado. Fue a la cocina por una manzana antes de volver a su habitación. Miró la hora y se dio cuenta que era relativamente temprano. Era viernes por la noche, había fresco y casualmente no había tanto escándalo en los pisos cercanos. Se le ocurrió invitar a Jungkook por un postre nocturno a un café que había cerca.

«¿Será prudente?».

Tenía puesta una camisa negra sin mangas y un short corto, no habría problemas, sólo se pondría un chaqueta y listo, por lo que en vez de abrir su puerta, se dio la vuelta y se apoyo en ella. La puerta de enfrente se abrió ligeramente debido al viento que seguramente entraba por la sala. Jimin se acercó un poco debido a la curiosidad además de que sonaba una canción que conocía a la perfección. Era una canción que le recordaba al juego de seducción a la que él mismo se mantenía en constante y dolorosa abstinencia. Ese mundo era peligroso, siempre lo había comprendido y hasta cierto punto, limitado.

Se acercó con mucho cuidado mientras las letras y la melodía de la canción hacían un poco de estragos en él, trayendo de vuelta ideas que estaban encerradas en el fondo de su cabeza. Miró adentro.

Jungkook estaba bailando.

Jungkook estaba bailando Streets.

Jungkook estaba bailando Streets en ropa interior.

Jimin estaba en un claro shock.

Jimin estaba en un claro shock y un poco avergonzado.

Jimin estaba en un claro shock y un poco avergonzado con una semi-erección entre sus shorts cortos.

Se fue a su habitación en completo silencio mientras escuchaba como el chico de cabello castaño cantaba: "En mi mente, nos pertenecemos", aquello se repitió en su cabeza toda la noche junto con la imagen de sus largas y torneadas piernas.

Le tomó mucho tiempo atreverse a salir de su habitación al día siguiente.

 Se topó con la sorpresa de una nota pegada en su puerta al día siguiente: 

"Hyung, saldré con unos amigos por mi cumpleaños ya que el lunes no podré. No me espere para comer, dejé listo el desayuno, nos vemos en la noche".

 Jimin pudo respirar un poco más, mientras que en algún lado de Seúl, Jungkook había sido arrastrado por su mejor y único amigo, hacia un centro comercial.

Hoseok era un chico adinerado. A una corta edad, había hecho anuncios de bailes y participado en algunos concursos que le habían dado una buena fama y sobre todo, buenos fondos para su vida. Estudiaba por obligación de su padre y en las tardes asistía a una academia de danza.

—No sé si fue una buena idea venir Hyung...

—¡Claro que sí! Es por tu cumpleaños.

—Sí pero, Jimin...

—¿Es tu novio? 

Jungkook se sonrojó pero negó con la cabeza antes de hablar.

—Es mi compañero de piso, le dejé el desayuno hecho y una nota para que no me esperara a comer, normalmente almorzamos juntos, ¡tú lo conoces! ¿Por qué preguntas eso?

Hoseok se sintió intrigado pero no sorprendido.

—Precisamente por eso. ¡Me siento como el amante del matrimonio perfecto!— soltó sin previo aviso—. ¿Cuántas veces lo hacen al día? ¿O está en crisis por falta de sexo?— continuó.

Jungkook sólo se sonrojó más y eso llamó la atención de Hoseok. No siguió preguntó. Sabía que Kook era reservado con algunas cosas, y más si se trataba de la intimidad debido a sus gustos peculiares, por lo que cambió de tema.

—Primero veremos una película, después podremos ir a almorzar. También te llevaré de compras y por último, mi regalo especial, bueno, quizá dos, no lo sé...— dijo Hoseok, llevaba el cabello rosa junto con mechas de colores, para Jungkook era increíble.

—Hyung...¿no, no es...mucho?

—¡Claro que no! Déjame consentirte Kook. Seré tu sugar todo este día, ¿bien?— Jungkook lo volteó a ver con ojos de conejito asustado—. ¡Pero en el buen sentido!

—No lo digas tan alto...— susurró Jungkook. 

Hoseok se rio y se acercó más a él, lo abrazó por la cintura y le dio un beso en la sien.

—Lo lamento, pero es que realmente quiero consentirte Jungkook, me recuerdas a mi hermano y bueno, lo extraño mucho.

Jungkook lo abrazó y apoyó su nariz en el cuello del otro. Le gustaba su olor, siempre olía a vainilla. 

Lo entendía.

 Él también extrañaba a su familia.

—Bien—aceptó el castaño.

—¡No acepto devoluciones ni negativas!— dijo el otro muchacho.

—¡Bien, Hyung!

—Sugar.

Jungkook lo golpeó. 

 🔛