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Su expresión era seria y su mirada algo fría, pero la verdad es que estaba muy nervioso y sus manos sudaban como si fuera un niño pequeño nervioso por su primer día de clases. Y es que no era para menos, tenía al frente a un chico precioso. Su forma tan sutil de tomar sus medidas perfectamente lo tenia delirando. No podía creer que un hombre se viera tan jodidamente sexy sacando la punta de su lengua en forma pensativa mientras anotaba algo en su libreta.

—Demasiado hermoso—Pensó Jungkook.

Jimin le había pedido amablemente al Capitán que se quitara la chaqueta del uniforme quedando solamente con su camiseta. Ver los muy trabajados brazos del hombre lo descolocó un poco, nunca había visto a un hombre con tantos músculos y con un cuerpo de dios griego.

Sentía como la piel de Jungkook se estremecía un poco cuando la tocaba con la punta de sus dedos al colocar la cinta de medir al rededor de sus bíceps, cosa que lo hizo reír un poco. Sabia que detrás de esa mirada oscura, se encontraba un hombre sensible y que tal vez pasó por muchas cosas en el pasado.  Nunca lo había visto antes, sólo por fotos y es porque su amigo se las mostraba todo el tiempo, pero algo dentro de sí mismo le decía que no siempre fue así. Pensó que el ejercito realmente cambia a las personas.

Luego de media hora mas, Jimin terminó de tomarle todas las medidas correspondientes al pelinegro; guardó sus cosas en su mochila y volteó a mirarlo.

—Muchas gracias por recibirme —El rubio hizo una pequeña reverencia— Le estaré avisando a Yoongi cuando su traje esté listo, señor Jeon.

Jungkook no quería que se fuera tan rápido, sintió que el tiempo pasó volando.

—Puede agendar mi numero, así podrá avisarme directamente a mi, si quiere —Sugirió el pelinegro.

—Si claro —Aceptó con una sonrisa. Jungkook le dio su tarjeta y Jimin la guardó— Ya debo irme, Capitán. Que tenga un hermoso día.

—Vi que llegó justo a la hora del almuerzo, el viaje para acá debió ser largo, ¿quiere almorzar? Puedo pedir que traigan comida para usted también —Trató de no sonar tan desesperado.

—No se preocupe, estoy bien —Pero justo en ese momento su estomago lo delató, Jimin se sonrojó de la vergüenza.

Jungkook por primera vez en ese día soltó una pequeña risa, pero de inmediato volvió a cerrar su rostro.

—Sólo va a comer y luego se irá, Joven Park —Rodó los ojos.

—Esta bien, y disculpe la molestia —Musitó algo avergonzado.

El capitán negó con la cabeza con una muy pequeña pero muy mínima sonrisa.

Minutos después, una señora de mediana edad trajo consigo dos bandejas con comida y las dejó en la mesa, Jungkook agradeció  con una reverencia, siempre educado como su padre le enseñó.

El capitán invitó a Jimin a sentarse a su lado en la mesa y éste aceptó gustoso.

Comenzaron a comer en silencio, sólo podía escucharse el sonido de los utensilios chocar con los platos. Un silencio cómodo el cual los dos disfrutaban mucho.

Jimin se sentía bien porque a pesar de que Jungkook era muy serio e intimidante, le trasmitía paz y tranquilidad. Era extraño sentir eso con alguien que apenas conoces, pero era lo que él sentía y estaba feliz con eso.

Sentía mucha curiosidad de descubrir que se escondía detrás de ese rostro que no mostraba emoción alguna. Aunque a decir verdad, el capitán era muy hermoso, lo que más resaltaban eran sus ojos negros, tenían un brillo deslumbrante. Sus labios finos y ese lunar debajo del labio inferior lo hacían ver muy sexy. Su cuerpo era de locura, y su cabello largo lo hacía ver aún más atractivo. No sería difícil enamorarse de él.

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⏰ Last updated: Aug 11 ⏰

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