Amor De Dioses Olímpicos

Ganimedes

Ganímedes era uno de los tres perfectos hijos del rey Tros, que dio nombre a la ciudad de Troya. El joven era tan amado y apreciado por su padre, que desde palacio se ordenó a un grupo de escoltas que vigilara a Ganímedes en su día a día. Así, Ganímedes estaba siempre acompañado y protegido durante sus entrenamientos físicos y sus baños.

La belleza y porte del joven troyano era conocida en toda la ciudad, lo que tampoco escapó a los ojos de los dioses del Olimpo. Desde su trono, un día Zeus observó al joven príncipe Troyano, y le gustó el cuerpo de Ganímedes: sus músculos, su rostro, su cabello e incluso la forma en que se movía. Su obsesión y capricho fue tal, que decidió presentarse como águila para secuestrarle.
Por mucho que sus cuidadores trataban de alcanzar al joven y los perros ladraban ante semejante situación, Zeus, convertido en águila, cogió suavemente a Ganímedes por los tobillos y le alzó hasta el Olimpo, donde viviría y donde podría disfrutar de su cuerpo. Una vez allí, le dio de beber el néctar de los dioses para que su cuerpo frenase su crecimiento y se volviera inmortal.

Ganímedes había aprendido a colmar a Zeus de ofrendas y a cumplir todos sus deseos. Los amantes solían compartir lecho, lo que hacía enfurecer a Hera cada día más. Una de esas noches, Zeus decidió que Ganímedes sería el nuevo copero de los dioses.

Para ello, tuvo primero que deshacerse de Hebe, su hija y diosa griega de la juventud, que se encargaba desde el principio de los tiempos de llenar las copas de los dioses con néctar sagrado. Alegando que Hebe había sido torpe en su desempeño, Zeus consiguió que Ganímedes ocupase su lugar.

La injusticia hacia Hebe, además de la infidelidad de Zeus, hizo que Hera comenzara a descargar su ira contra los troyanos por haber engendrado un criatura capaz de quitarle toda razón y sentido a su esposo. Del mismo modo, el rey Tros lloraba cada noche la pérdida de su amado hijo.

Zeus coloca a Ganímedes bajo la constelación de Acuario
Tales fueron los lamentos que Zeus decidió apiadarse del hombre e hizo que Hermes le llevara el mensaje de que Ganímedes se encontraba a salvo entre los dioses y que, en agradecimiento por haberse desprendido de él, le regalaría dos yeguas blancas capaces de andar sobre el agua. El rey Tros las aceptó con gusto y se animó al saber que Ganímedes viviría por siempre junto a los dioses en el Olimpo.

Ganímedes trataba de hacer feliz a Zeus cada día. Por eso, cuando servía las copas a los dioses, se aseguraba de que la última fuera para Zeus. Cogía la copa y marcaba el borde con sus labios para sellar el amor por su amante. Para recordar su felicidad con Ganímedes, Zeus plasmó al copero de los dioses en el firmamento bajo la constelación de Acuario, el aguador.
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Hera: que put0 asco... 😡

Zeus: ¿ahora también estas celosa Hera? 🙄

Hera: no estoy celosa.

Zeus: ¿Entonces que quiere decir eso eh? 😒

Hera: no me pondré celosa de un hombre desaparecido y de un cochino copero de cuarta categoría.

Zeus: eres muuuy creída,
¿no lo crees Hera?😅💢
*sarcasmo*

Hera: no me creo nada, soy lo que soy. 😁

Zeus: aja. 🙄

Hera: pero bueeno, aya tu con lo que pienses. 🙃

Zeus: por lo menos decir que estabas celosa se hubiera escuchado más bonito, ¿sabes? 😒

Hera: ya no tengo porque hacerlo. 😒

Zeus: claro, porque ya no me amas, ¿cierto? 💔

Hera: Tu mismo haces que las cosas ocurran. 😅💢

Zeus: 😦☹️

Hera: aún así, creeme que no es justo.

Zeus: ¿que no es justo?
Ni que fueras Temís diosa de la justicia. 😒