𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐗

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Vangler... ese es mi apellido, aunque nunca me sentí identificado como parte de esa familia.

La familia real de las islas Orian... una familia que es representada por el venado dorado sobre una nube de tormenta... un símbolo que dice representar la dignidad y magnificencia de los Vangler como soberanos.

Claro, ellos nunca admitirían que los originales Vangler fueron asesinados y un bastardo tomo el apellido como tal y lo volvió propio.

La única vez que dije eso en voz alta termine sin alimento por casi todo un mes, ¿Cómo diablos he llegado a vivir tantos años?

Pero bueno, regresando al principio, yo no me considero un Vangler como tal.

Al nacer como el hijo de una sirvienta, mi destino iba a ser crecer en algún palacio abandonado con nada más que un título sin valor, a la espera de ser intercambiado como ganado a alguna noble de rango bajo.

Y, aun así, veía muy difícil encontrar esposa y menos una que realmente sea de mi agrado.

¿Qué más podía esperar? Eso era lo único a lo que podía aspirar un príncipe sin ningún tipo de apoyo de familia noble como yo.

Mis hermanos mayores eran despreciables, igual a ese hombre y mis hermanos menores... no los odio, pero tampoco les tengo algún tipo de cariño, ya que me ignoraban casi todo el tiempo, pero los entiendo, cualquiera que me ofreciera una mano seria enemigo de mi padre.

Espera, si había uno que me trataba bien, bueno, a todos, Alexander Vangler, mi medio hermano menor por tan solo un par de días.

Porque si, al viejo ese nunca lo verían solo en la cama.

Ya hasta perdí la cuenta de cuantos hermanos somos... ¿Nueve? ¿Diez?

Eso sí, todos bastardos, siendo el único ''legitimo'', el primer hijo y único hijo de la Reina, Bastet Vangler.

Se podía decir que tenía muchos lujos a cambio de las malas miradas de mis hermanos mayores y padre, podía soportarlo, lo he estado haciendo desde siempre.

Pero claro, todo tiene su punto final, y eso fue para mí, mi mundo tan aburrido e incluso deprimente cambio en una batalla contra el ejército de Arbezela, batalla que mi padre me obligo a participar para ver si al fin se deshacía de mí, por primera vez sentí mi corazón latir con gran fuerza.

Entre mis hombres había escuchado rumores sobre esa persona, la princesa Venus, la segunda hija y primera princesa, una joven con una belleza sin precedentes.

Cuando chocamos espadas pude sentir un poder tan grande, tan ardiente... nunca antes había deseado tanto seguir peleando con alguien, me sentí... tan vivo.

Pude apreciarla con mayor detalle luego de alejarnos un poco luego del choque de espadas con mana.

Unos hipnóticos ojos que brillaban como grandes esmeraldas, una larga melena naranja que le recordaba al amanecer y al atardecer por igual, el uniforme imperial rojo y blanco solo la hacía resaltar entre los uniformes negros de los soldados.

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⏰ Última actualización: Aug 23 ⏰

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𝐕𝐄𝐍𝐔𝐒 *𝐋𝐚𝐬 𝐉𝐨𝐲𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora