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↦ nunca le crean a Elijah
- No puede ser que lo sagrado huela así - dijo percy,
- somos soldados en una misión, no son vacaciones - replicó anabette
Creo que no se nos olvida - dije asomando mi cabeza por un costado de anabette.
Luego de un largo e incómodo viaje en taxi, terminamos en un largo y reitero incómodo viaje en bus, yo estaba sentando junto a anabette y percy junto a grover, tal vez dormí lo haría más corto.
- Pero si esto es tan importante - olvida lo de dormír, percy no se sabe la de callar - ¿Porque quiron no compro boletos de avión? - vamos percy, lo bonito te compensa lo estúpido - esto no parece de alta prioridad, ¿cierto?.
- Lo siento, pensé que alguien te lo había dicho - hablo esta vez grover
- ¿decirme que?
- rizos eres un hijo prohibido, no solo los mountros intentarán detenernos - intervine, y ahora que lo digo en voz alta, ¿en que cabeza le cabe a elijah decirme que esto sería divertido?.
- zeus quizá decida matarte el mismo, el cielo es su dominio, viajar a través del el sería como servirte en bandeja de plata - continuo grover.
- Si, nadie menciono eso.
El bus se detuvo y al mismo tiempo anabette se levantó, dijo que iría por uno bocadillos, yo estaba más que dispuesto a esperala en el bus, pero no se como habían terminado en una discusión ella y percy, donde termine yo involucrado y acompañando a bett por los bocadillos.
Bett ya había tomado unos cuantos bocadillos, luego de un gran debate en que sabor de esos raros caramelos debería llevar, al final decidió llevar uno de cada sabor, y se dirigió a la caja para pagar todo lo que llevaba.
- jasper, estas listo? - dijo Bett desde la caja, yo estaba muy concentrado buscando unos dulces en específicos, cuando los encontré sin dudarlo los tome y me dirigi donde An me esperaba
- listo - dije ya a su lado.
Puse los dulces que había tomado en la caja para pagarlos junto a todo lo demás, pero una sensación extraña recorrió mi cuerpo haciendo que mis pelos se erizaran, mire anabette y por su reaccion me atrevo a decir que también sintió la mala vibra.
Ambos salimos de la tienda, obviamente metí los dulces en mi bolsillo, no tarde una eternidad buscándolos para dejarlos, los pague por supuesto, no crean que soy un delincuente, pero volviendo a la mala sensación que recorría mi cuerpo, capaz de hacerme sentir náuseas.
Bett miraba a sus alrededores en alerta de cualquier cosa, cuando subimos al bus, An me tomo del brazo y me miró, conocía esa mirada y sin decirme nada sabía que debíamos salir de ahí, asentí y Bett desapareció.
