Capitulo 3

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Me desperté abruptamente por un ruido. La noche aún envolvía la tierra con su manto oscuro. Desde mi elevado refugio en lo alto de un árbol, miré hacia abajo y distinguí a esas malditas criaturas, los compis, intentando trepar con sus garras venenosas.

Saqué la pistola y apunté con precisión a uno de ellos. "Malditas lagartijas", murmuró antes de apretar el gatillo. La bala silbó en la penumbra y se incrustó en su cuello, decapitándolo al instante.

El resto de los compis huyó despavorido, dándome el tiempo necesario para descender rápidamente del árbol. Reconocí el cuerpo decapitado de mi enemigo y regresó a la seguridad de las ramas. Me muevo con cuidado entre los árboles, consciente de que el ruido del disparo podría atraer a otros depredadores.

"Al menos ya tengo comida", pensé mientras observaba el cuerpo sin cabeza del compi. "¿Qué sabor tendrá?", me pregunté, grabando fragmentos de películas y libros que mencionaban estas criaturas.

Busqué un árbol alto, uno que pudiera ofrecerme protección contra los peligros terrestres. Finalmente encontré una rama amplia y segura donde acomodarme. Intenté dormir un poco más, aunque el constante miedo mantenía mis sentidos aguzados.

Al amanecer, cuando el primer rayo de sol rasgó el cielo, decidió que era hora de cocinar mi captura. Bajé al suelo con cautela y encendí una pequeña fogata, cuidando de mantener el fuego bajo para no atraer atención indeseada. Rápidamente, cociné la carne del compi, consciente de que el olor podía atraer a depredadores más grandes.

El sabor no era el mejor, pero era lo único que tenía. Mientras comía, saqué el mapa y lo extendí frente a mí. La isla Sorna era vasta, más de lo que había imaginado. Su amplitud me hacía sentir aún más pequeño y vulnerable.

"Bueno, John", me dije a mí mismo, "tienes que encontrar una manera de salir de aquí". Sabía que debía evitar el centro de la isla, donde los carnívoros más grandes y los temibles T-Rex merodeaban. Necesitaba encontrar un refugio más seguro, tal vez alguna estructura abandonada o un lugar donde pudiera mantenerme alejado de los depredadores.

Después de apagar cuidadosamente la fogata, empecé a recoger mis cosas. El día apenas comenzaba y debía aprovechar cada minuto para explorar y buscar una salida de esta pesadilla.

Con el mapa en la mano y la pistola lista, me dirigí hacia el sur, esperando encontrar algo que pudiera ayudarme a sobrevivir un día más en la isla Sorna.

Empecé a dirigirme hacia la costa, buscando un lugar más seguro, lejos de los velociraptores. Cada paso lo daba con extrema precaución, atento a cualquier ruido o movimiento sospechoso en la densa selva.

En el camino, me encontré con una zona de aterrizaje. Era el mismo lugar donde Alan Grant y los demás fueron atacados por el espinosaurio en la película. Busqué cualquier cosa útil y, después de una búsqueda exhaustiva, solo encontré una linterna en una caseta y un poco de comida enlatada. La linterna sería útil para las noches, y aunque la comida no era mucha, cualquier cosa era bienvenida.

"Me pregunto si Alan Grant ya ha estado aquí", pensé, grabando las escenas de la película.

Continué explorando la zona, adentrándome más en la selva. Después de varios minutos de búsqueda, encontré lo que quedaba de la avióneta. Estaba oxidada y claramente llevaba años allí. "Así que ya estuviste aquí", murmuró, decepcionado. Ver la avióneta en ese estado era un fastidio; si la avióneta no hubiera estado aquí, eso señalaría que ellos no habían venido aún y, cuando vinieran, podría irme con ellos.

Revisé los restos de la avióneta, buscando algo útil, pero no encontré nada. Todo estaba destrozado o corroído por el tiempo y la humedad. Suspiré y, resignado, seguí mi camino hacia la costa.

Estoy en Jurassic Park (semi Novela) Where stories live. Discover now