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Varias horas después, dieron de alta a Verónica y ahora iban directo a casa. Todo el viaje fue en silencio, Osvaldo no quería incomodar a su hermana o algo parecido, le daría su tiempo para que le explicara todo.
Mientras tanto, verónica no podía dejar de pensar en lo mucho que la niña se parecía a ella, pero también a su padre. No podía creer que después de todo, al final si volvió a ver a su hija.
Al llegar a casa los tres entraron directamente a la sala de estar, en completo silencio. Nadie sabia que decir, Verónica miraba a un punto fijo, Osvaldo no dejaba de mirar a su hermana tratando de descifrar que pasaba por su mente. Tallulah no dejaba de ver a los dos hermanos, quería decir todo pero a la vez no quería decir nada. No quería romper ese silencio pero debía hacerlo.
—¿Tienes jugo? —Fue lo único que se le ocurrió para poder estar a solas con su madre.
—¿Eh? Ah, si, déjame ir por el...— Aún desconfiado, se levanta y va a la cocina por un vaso de jugo.
Las dos chicas quedaron a solas en un incómodo silencio. Fue verónica quien decidió romperlo.
—¿Cómo se que realmente eres mi hija?— "Que pregunta más tonta" se dijo mentalmente.
—No se como probarlo, pero yo nací en Los Ángeles y después me mandaron a Boston y otra persona me adoptó.— Respondió con tranquilidad viendo cómo Osvaldo regresaba con el vaso de jugo.
—Así que...— Tratando de no agobiar mucho a su hermana, Osvaldo comenzó a hablar. —¿Es tu hija?...
Verónica lo miro con los ojos rojos de tanto llorar. —Si..— Es lo único que responde.
Osvaldo solo asiente con la cabeza, mirando al techo para después seguir con las preguntas.
—¿Soy tío mien?— Pregunta con un dejé de felicidad al saber que tiene una sobrina.
Verónica solo lo ve y suelta una pequeña risa. — ¿No estás enojado o algo por el estilo? te lo oculte y no solo a ti, a mis papás igual..— responde mirando a otro lado, se siente avergonzada de ella misma.
—Enojado no estoy, solo, me siento triste de que no pudiste confiarme algo tan grande como esto.—Habla firme. —Eres mi hermana mami, te hubiera apoyado en esto.— Toca ligeramente el hombro de su hermana, tratando de reconfortarla.
—Lo siento, no era mi intención, sé que tome malas decisiones, pero no quería arruinar mi oportunidad de tener una familia.—
—¿Arruinarla? Te hubiéramos dado todo nuestro apoyo, eres nuestra niña, te queremos más que a nada en el mundo. —
La chica se quedó en silencio, ya no sabiendo que responder a eso.
La niña solo veía a los hermanos discutir, no tenía tiempo para esto, necesitaba llevársela a casa. Necesitaba que los rescatara a todos.
