Cigarrillo

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El calor dentro de mi garganta se disipaba a medida que el humo de mi boca viajaba hacia el exterior perdiéndose por la brisa fría del aire, solo para volver a sentir el calor nuevamente dentro de mi al momento en el cual mis labios tocaron aquel filtro. Acostado plácidamente en un césped recién cortado en un día claro en lo que parecía ser los inicios del otoño por las hojas que comenzaban a colocarse más opacas en aquel árbol que me daba sombra y la briza helada que alejaba el humo de mi boca más rápido.

 Solo, sin ninguna preocupación en el día más que levantarme y dirigirme a la habitación la cual alquilaba mientras realizaba mis estudios. Pero ahora solo quería quedarme ahí acostado sin hacer nada. Por unos segundos me detuve de fumar para escuchar la briza que cruzaba por los árboles generando un sonido que interrumpía aquel silencio en el que me encontraba, un sonido relajante que apaciguaba un pequeño malestar en su cabeza, un malestar que intentaba apaciguar con aquel tubo de nicotina y tabaco, lo cual solo empeoraba las cosas.

 Una ligera jaqueca comenzó a crecer lentamente a medida que aquel cigarrillo se mantenía alejado de mi boca, como si de una abstinencia se tratase. Nuevamente tomé el cigarrillo en mis labios para poder apaciguar aquel leve dolor que comenzaría aquejar dentro de mí, sabía que aquello no era bueno, pero que mas me quedaba, si no lo hacía... Rápidamente detuve mis cavilaciones, una imagen surgió dentro de mi cabeza, un color castaño como el trigo junto con una luz verde que me impactó directamente en los ojos.

 Mi pecho comenzó a sentir una presión mientras que mi respiración poco a poco comenzaba a agitarse y una ligera sensación helada recorrió toda mi columna, el cigarrillo que tenía en la mano llegó a mi boca, el calor del tabaco y el humo acumulándose en mi boca poco a poco calmaron mis ligeros escalofríos y me permitieron un descanso, un descanso que en mi ilusa cabeza pensó que me libraría de aquellos pensamientos intrusivos los cuales me provocaron aquella sensación que me atormentaba desde hacía meses.

 Sin embargo no fue así, aquellas imágenes se mantuvieron de forma clara. Lentamente todo fue a peor, mi mente comenzó a reflejar distintos recuerdos nítidos, lo cual únicamente hacía que mi pecho comenzara a hiperventilar de forma violenta, mientras que recordaba aquello que me atormentaba. Aquella voz, esos ojos, esos cabellos una y otra vez pasaban en mi cabeza como si se tratara de una película la cual estoy observando atado a una silla y con los párpados completamente inmovilizados.

 Bajé la mirada mientras soltaba el humo de mi boca, mientras me preguntaba una y otra vez lo que había ocurrido. ¿Qué fue lo que hice mal?, ¿Qué es lo que hay mal en mi? Preguntas que me repetía una y otra vez mientras maldecía en mi cabeza una y otra vez hasta el hartazgo. Su figura nuevamente se presentó ante mí en una forma que me era imposible alcanzarla, solo podía limitarme a observar aquellas facciones que en su tiempo me atraparon voluntariamente y tontamente hice todo lo posible por alejar.

 No recordaba su nombre, su rostro, su voz, su tez, solo podía recordar aquel castaño que coronaba su cuerpo y aquel verde claro que me observaba a cada mañana con un aura gentil, una mirada que ya no recibiré más y que extrañaré hasta el fin de mis días. El cigarro que tenía en la mano se había apagado, estaba a medio fumar y solo lo arroje sin más al pasto en el que estaba sentado. Comencé a suspirar en un intento de calmar mis sentimientos, para después encender otro cigarrillo mientras las lágrimas caían lentamente por mi rostro.

Cuentos de mi puño y menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora