hilo rojo // soukoku //

III- Acción Y Consecuencia

-Domingo - 3:35 a.m.-

El castaño se encontraba acostado mirando al techo en silencio, no podía dormir. Lo pasado hace unas horas no lo dejaba consiliar el sueño, no quería lastimar a Chuuya. Se dirigió a la azotea a observar como amanecía, pero no duró mucho tiempo tranquilo, los pensamientos sobre lo que le había hecho a él pelirrojo volvieron, robándole la tranquilidad, se cubrió el rostro, tomó un respiro y luego camino hacia la cocina, sacó un bote de pastillas junto con un vaso lleno de agua, antes de intentar acabar con su vida, pensó -¿Esta era realmente la mejor salida?, ¿Por qué dudaba de algo que siempre había deseado?- Azotó su frente contra la barra de la cocina y se sentó -¡Mierda, mierda, mierda, no llores, no seas débil!- Derramó una lagrima, cuando se percató de golpeó a sí mismo, no podía ser un llorón.

6:00 a.m.

Se había quedado dormido, aun estaba en la cocina, se levantó sosteniendose del lavabo y luego abrió la puerta de su  refrigerador, tomó un vaso de agua para luego salir de su casa dirigiéndose a una tienda de vinos, tomó uno que tenía de nombre "Petrus", después compro algunas flores, puso todo en una bolsa de regalo y dejo una nota que decía "sorry, Chuuya :(", se dirigió a la casa del pelirojo y dejó el regalo frente a la puerta, tocó el timbre  y se fue, tal vez volvería más tarde.

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Chuuya estaba alistándose para ir a su trabajo cuando de repente escucho el timbre de su casa, coloco su cepillo en una mesita, se dirigió a la puerta, la abrió y observó la bolsa de regalo frente a la entrada de su casa, la tomo y miro la nota "Sorry, Chuuya :(", era obvio que era del desperdicio de vendajes, aun sin observar lo que había dentro, se deshizo de la bolsa tirandola al basurero –Maldito hijo de puta, ¿Enserió cree que puede jugar con sus sentimientos de esa forma?, pues no–  posteriormente se fue a su trabajo.

Durante su período de trabajo Chuuya seguía pensando en el regalo de el castaño, había algo raro, el jamás se disculpaba, pero continuó con su trabajo, pensar en tonterías no le haría terminar más rápido el trabajo.

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Dazai faltó ese día al trabajo, no tenía las fuerzas para hacerlo, estaba sentado en una esquina de su habitación pero los pensamientos sobre Chuuya no paraban, ¿Realmente lo perdonaría?, tal vez ahora realmente le odiaba, pero al fin y al cabo era su culpa, por tener miedo a perderlo en cuanto lo obtuviera, tal vez... El era el que ocasionaba su propia desgracia, sus pérdidas, todo... No podía parar de sentirse mal, ¿la solución?, había una en especifico. Se dirigió al baño, retiro cuidadosamente los vendajes de su brazo y luego tomo una navaja escondida en el cajón de su baño, pequeñas gotas de sangre caían al suelo de su baño.

8:30 p.m.

Ni siquiera se tomó la molestia de cambiar sus vendajes o limpiar sus heridas. Tomo su paraguas y se dirigió a casa de Chuuya para revisar si había resivido su regalo.

Al llegar ni siquiera tuvo que entrar a la casa, el regalo estaba en el basurero,  no falto mucho tiempo para que las lágrimas del castaño empezarán a brotar sin parar.

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Chuuya estaba dirigiéndose a su hogar y no falto mucho para poder observar a lo lejos a un desperdicio de vendajes, dio un suspiro de molestia, se acercó más, se detuvo frente a la momia vendada y sus ojos se abrieron como platos, ¿Era Dazai? ¡¿Llorando?!, jamás, desde los 7 años que llevaba conociéndolo, jamás lo había visto llorar.

–Dazai, mirame–

Al escuchar la voz del pelirojo se sorprendió, su corazón palpitaba demasiado rápido, no, no podía demostrarse débil frente a Chuuya, jamás, ¿Por qué se estaba volviendo así de débil?, llorar estaba mal, no podía hacerlo y mucho menos frente al pelirrojo, se quedo en silencio, se limpio las lágrimas y dio su mejor sonrisa.

–¡Oh, Chuuya, hola! pensé que llegarías más tarde, solo estaba aquí, observando tu miseria de casa y asegurandome de que recibirás mi regalo, ya vi que lo recibiste así que ya me voy– se puso de pie y se fue camino a su casa.

–Dazai, vuelve aquí.– Detuvo al castaño sujetandolo del brazo antes de que pudiera alejarse más.

El de ojos avellana soltó un quejido cuando Chuuya lo tomo del brazo, aun le ardían las heridas que se había hecho hace unas pocas horas, se detuvo y observó al pelirrojo, –¿Para que?– Quería irse, estaba siendo demasiado débil.

Chuuya suspiro –Ven, entra, necesito hablar contigo– Guió al castaño a la entrada de su casa haciéndolo pasar dentro. –Dazai, mirame–

Dazai obedeció y miro al pelirrojo sin decir ni siquiera una palabra.

–¿Por qué estabas llorando?– Pregunto Chuuya mientras limpiaba una lagrima que caía por el rostro de Dazai.

El castaño se quedo en silencio aun sin decir nada y solo se aferro al pelirrojo abrazandolo con fuerzas.

–Déjame ver tu brazo.– Retiro cuidadosamente las vendas del de ojos avellana y observó las heridas que aun sangraban. Posteriormente se dirigió al baño para luego volver con alcohol y vendas nuevas, desinfecto las heridas, reemplazo las vendas viejas por vendas nuevas y lo abrazó. El castaño correspondió el abrazo –Chuuya, perdoname, ¿si?–

El pelirrojo suspiró, se quedo en silencio y se fue a la cocina para tomar 2 vasos, uno con whisky y el otro con vino, le dio el de whisky a Dazai, tomo un trago de vino y suspiro, –Esta bien, Dazai, solo que aveces me gustaría ser especial para ti–

El castaño parpadeo varias veces y se acercó a Chuuya para abrazarlo –Tu eres jodidamente especial, pero yo soy un monstruo, un bicho raro, ¿Qué demonios hago aquí? No pertenezco a ti, no te merezco– tomo un trago de whisky y entre lágrimas beso la frente del pelirrojo.

El de ojos azules miro a Dazai para luego secar sus lágrimas, –Entonces, ¿Por qué siempre que estamos tan cerca, siempre te alejas diciendo palabras hirientes?–

Dazai suspiro, dejo su vaso de whisky en el suelo y contesto –Es solo que no quiero perderte, siempre pierdo todo lo que no quiero perder, todo lo que vale la pena desear, es lo que siempre pierdo en el momento que lo obtengo–

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1072 palabras

Hasta aquí llego la mitad de este capítulo, haré la continuación y el siguiente capítulo mañana o pasado, chao!

(-w-)