R E G A L O

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Corre sin cuidado por las abarrotadas calles soltando una sarta de maldiciones hacia si mismo por ser tan olvidadizo, Iguro tiene que recordarse a si mismo que si quiere una relación estable no debe olvidar fechas importantes con su pareja

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Corre sin cuidado por las abarrotadas calles soltando una sarta de maldiciones hacia si mismo por ser tan olvidadizo, Iguro tiene que recordarse a si mismo que si quiere una relación estable no debe olvidar fechas importantes con su pareja

Hoy es su segundo aniversario con Sanemi y nuevamente olvidó la fecha, la primera vez fue salvado por Mitsuri quien en su infinito y puro corazón tenía preparado un par de brazaletes para la pareja pero en esta ocasión su amiga esta fuera de la ciudad lo que le hace imposible recurrir a ella en busca de ayuda, es tarde y tiene que reunirse con Sanemi en una hora y aún no tiene idea de que regalarle a su novio por aguantar estar junto a él por dos años

En su desesperación casi tropieza con un letrero que anuncia una promoción de tapioca, su mirada finalmente se centra en su entorno y nota que está frente a una conocida cafetería, el olor a pan recién hecho inunda el lugar lo que indica que el dueño se encuentra y decide que es una buena idea realizar una pequeña visita a un preciado amigo

Senjuro suspira buscando valor cuando ve a Obanai detrás de el mostrador, él azabache realmente le altera los nervios

—Senjuro— saluda amablemente Obanai al pequeño chico que atiende el mostrador vistiendo ese chistoso uniforme escolar de secundaria y un delantal blanco

—Que se te ofrece Obanai— murmura Senjuro casi con teatralidad como si constantemente ensallara sus diálogos al hablar con él

Algo que no está muy lejos de la realidad

—¿Esta Hakuji?— es directo, sabe que no tiene tiempo y Senjuro parece resoplar ante esto —Es importante

—Esta en la cocina— responde Senjuro —No creo que sea buena idea interrumpirlo— Hace una pausa necesariamente dramática —Suele ser...

—¿Intenso?— completa Iguro con gracia adivinando lo que Senjuro estaba por decir recibiendo un simple asentimiento del joven —Bueno, estoy desesperado y estás aquí— observa a su alrededor y Senjuro dirige su mirada a los alrededores con curiosidad del por qué tanto misterio—¿Podrías ayudarme con algo?

—Lo que desees— responde automáticamente tomándose un momento para ruborizarse, parpadear y aclarar su garganta por su vergonzosa respuesta, antes de verse en ridículo agrega —si está en mis posibilidades

Iguro siente el impulso de reír pero se contiene al no querer avergonzar más al joven —No, es sencillo— aclara para alivio y decepción del más joven —Hoy es mi aniversario y lo olvide— se toma su momento para avergonzarse de si mismo antes de preguntar —¿Cuál crees que sería un buen regalo para Nemi?

Senjuro parpadea ladeando la cabeza, olvidó sus propios pensamientos para centrarse en aquella pregunta y el contexto de esta, llegó a la conclusión de que Iguro Obanai a pesar de parecer intimidante e inalcanzable también puede ser un humano, un humano idiota y terriblemente estupido

—Obanai usted realmente es idiota— por supuesto Senjuro no puede contener sus pensamientos y Obanai no se queja o molesta, sabe que lo es —aunque..— se ruboriza un poco ante los escenarios que inundan su mente, decide volver a la pregunta —Si yo fuera su novio, no quisiera regalos costosos, seguramente solo desearía que me consienta en un día especial

Obanai se toma un momento para pensar en las palabras de Senjuro ¿Consentir a Nemi? Eso suena como algo sencillo y a la vez complicado, sabe que a Nemi le gusta cuando se quedan en casa dándose mimos o cuando le prepara la comida pero fuera de eso no se le ocurre nada mas para "consentir" a Sanemi, su novio es bastante reacio a las muestras de afecto demasiado llamativas o cursis

—O podría simplemente llevarle algún postre que le guste— Senjuro seguía hablando y sinceramente Iguro no escucho la mitad de lo que dijo pero si presto atención a la parte del postre

A Nemi le gusta lo dulce

—¡Eso es!— su repentina exclamación asustó un poco a Senjuro quien seguía divagando entre muestras de afecto y escenarios hipotéticos a los cuales no estaba prestando atención —Aquí venden pasteles ¿No?

Senjuro asintió nuevamente señalando la vitrina detrás de él en la cual se mostraban los postres "especiales" del día

Iguro repaso la mirada en los distintos pasteles y asintió convencido sonriendo feliz con su conclusión

—Mi querido Senjuro eres un genio— Iguro halago haciendo que al nombrado se le subieran los colores al rostro, él solo estaba dando ideas y no sabía que había dicho para recibir aquel halago —Dame uno de cada uno

—¿A uno de cada uno?— Senjuro le pareció algo exagerado pero al ver el rostro decidido de Obanai solo comenzó a anotar el pedido

—Si, uno de cada uno— estaba seguro, todos se veían perfectos así que una rebanada de cada pastel sería lo ideal

En la vitrina estaban en exhibición ocho pasteles, pedir una rebanada de cada uno sería equivalente a pedir un pastel pues si las juntaba y ordenaba formaban un solo pastel circular, estaba feliz con su elección y extendió su tarjeta cuando Senjuro le pregunto por el modo de pago

Fue una transacción rápida e imposible de reembolsar

Para cuando Senjuro coloco ocho cajas con su nombre y un lazo perfectamente apiladas sobre el mostrador supo que había cometido un error

—Uno de cada uno— recordó Senjuro orgulloso de la velocidad que tuvo para envolver los pasteles, Hakuji en la cocina se había sorprendido de aquella orden tan grande además de felicitar al muchacho por tan increíble venta —¿Necesita ayuda para llevarlos?— interrogó al ver el semblante preocupado de Iguro

—No...— murmuró apenas Iguro tomando la pila de cajas desde abajo, no era tan pesado, agradece que no sean pasteles tan grandes o estaría en problemas —Esta bien...solo..

Senjuro lo observo con duda hasta que salió de la cafetería con ocho cajas de pasteles encima, apenas podía ver por dónde avanzaba con aquella carga

Suspiro resignado a tener que llevar ocho pasteles a casa, ya había pagado de todos modos

Cuando Sanemi llegó a casa definitivamente no se esperaba ver su comedor lleno de pasteles aunque eso no evito su emoción al ver a su novio preparando un poco de té

—¿Tu hiciste eso?— murmuró Sanemi dejando su bolsa de lado y caminando hacia la mesa con todos esos dulces pasteles

—¿Feliz aniversario?— Iguro no sabía que expresión esperar pero definitivamente se sintió mejor cuando Sanemi se lanzó sobre él para besarlo

—Lo recordaste— murmuró Sanemi emocionado robando un poco de uno de los pasteles con su dedo para probarlo —Me encanta el pastel

Su cartera podría haber sufrido por eso pero la sonrisa de Sanemi valió la pena

Su cartera podría haber sufrido por eso pero la sonrisa de Sanemi valió la pena

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LOVE LANGUAGE (Saneoba Week 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora