VI

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Abril POV

Estoy tratando de concentrarme en organizar mi horario de clases, pero los regalos siguen llegando.

Ha pasado una semana desde mi primera vez con Samantha.

Desde entonces, nos reunimos en la suite todas las noches a las nueve... y
nunca he sido tan feliz. Tan acariciada, segura y emocionada de despertar por la mañana. Mi cuerpo está saciado y dolorido. Mi corazón está floreciendo con un nuevo amor y aprecio por la mujer que ahora es mi sugar mommy.

La mujer que quiero que sea mucho más.

Pronto.

Cada vez que estamos juntas, nos acercamos más.

No se trata solo del sexo crudo y sucio. O el hecho de que somos adictas a dar y recibir placer una a otra. No, también se trata de los momentos tranquilos de después, cuando me abraza y hablamos de cosas tontas e importantes. De los problemas que surgieron durante nuestro día. De nuestras comidas, lugares favoritos en la ciudad y de las películas.

Nos separan veintisiete años y tenemos personalidades diferentes. Ella es tranquila y severa, y yo soy extrovertida y burbujeante, ella tiene un plan de diez años, y yo apenas un plan de diez minutos.

Pero también tenemos muchas cosas en común. A las dos nos gusta el
rock clásico de los setenta e incluso reproducimos canciones mientras
estamos juntas en la cama de vez en cuando. Nuestro lugar favorito para
visitar es Barcelona, aunque nunca hemos estado ahí juntas. Y ambas
tenemos lados sensibles, secretos que guardamos para nosotras mismas. Sin embargo, los compartimos entre nosotras.

Samantha no se esconde de mí y yo no me escondo de ella... Bueno.

Excepto por un par de secretos importantes que guardo.

Pero no planeo mantenerlos por mucho tiempo. Solo un poco más. Solo hasta que esté segura de que no se asustará cuando le diga que quiero estar con ella para siempre. Sin que me pague. Sin que me envie regalo tras regalo.

Hablando de eso...

Me alejo del escritorio de mi dormitorio y revoloteo por la mullida alfombra blanca. La luz del sol se refleja en la piscina olímpica del patio trasero y entra en mi habitación, calentándome en mi bata mientras salgo al pasillo y bajo las escaleras para poder abrir la puerta principal. Hasta hace un año, una de las criadas habría contestado y me habría informado del invitado, pero todas han sido liberadas porque mi padre ya no puede pagarles.

No puedo invitar a Juan ni a ninguno de mis amigos pues notarían la falta de ayuda inmediatamente. Pero comparado con la pérdida de ingresos, perder nuestro personal no es una dificultad grave, así que no me quejo de no poder entretenerme. Además, si no estuviera sola en casa ahora
mismo, habría un montón de preguntas sobre el adecuado mensajero que está en el porche de mi casa con una bolsa de la compra de Cartier.

- Gracias. - digo, sacudiendo la cabeza mientras acepto la bolsa blanca y plateada. Pero sonrío igualmente, porque me encanta saber que Samantha piensa en mí.

En el transcurso de la última semana, me ha colmado de joyas y ropa de diseño.

Ayer mismo llegó un hombre con una caja que contenía dos juegos de
llaves. Uno de un Rolls Royce y otro de un ático, que me esperan cerca de
mi campus universitario. Es como si estuviera en la cúspide de la verdadera edad adulta y una nueva vida me estuviera esperando para
entrar en ella. No quiero esperar. Si fuera posible, me mudaría hoy mismo de la casa de mis padres, pero tengo un mes más antes de que me toque mudarme. En algún momento tendré que responder a las preguntas sobre mi nuevo estilo de vida, pero me gustaría retrasarlo todo lo posible. No quiero agitar el barco cuando todo es tan perfecto. Cuando mis noches pertenecen a Samantha, tal y como he soñado durante tanto tiempo.

SUGAR MOMMY (Rivari G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora