Capítulo III: El viento en los sauces

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Why do I need you

when I know it hurts me?


Kim Min-Joon

Aún puedo recordar a la perfección el día en que conocí a Kang Jisoo; era un día caluroso en Daegu, y yo era un niño de sólo siete años. El orfanato estaba agitado ese día, a causa de que Kang Seong ho, el co fundador y benefactor, vendría de visita. No sabía qué esperar, pero nunca imaginé que aquel ordinario día de verano cambiaría mi vida para siempre.

24 de junio de 2003

Daegu, Corea del Sur.

Los niños se alineaban en el patio nerviosos y emocionados; yo me encontraba al final de la fila abrazando mi libro favorito y observando cómo el señor Kang bajaba de su lujoso coche, seguido de una niña que parecía de mi edad. Vestía un vestido blanco junto a unos zapatos del mismo tono, y su cabello largo y negro atado con un lazo rojo. Lucía como las princesas de los cuentos que había leído: me ruborice al pensar en eso y desvíe mi mirada.

—¡Hola a todos! —saludó, con una voz profunda y amable—. Hoy vengo a conocer a los futuros líderes de Corea del Sur. La niña que lo acompañaba se paró junto a él, con una sonrisa que iluminaba incluso más que el sol de verano.

—¡Oh, casi lo olvido! —exclamó el señor, dirigiendo su mirada hacia la niña—. Ella es mi hija, Kang Jisoo.

—¡Hola, Kang Jisoo, es un gusto conocerte! —saludaron los demás niños, incluyéndome, junto a una reverencia.

Ella seguía sosteniendo su tímida sonrisa, y de igual modo nos saludó con una reverencia; sin duda había algo en ella que la diferenciaba de los demás niños que había conocido. Al terminar la presentación del señor Kang, decidí ir hacia el enorme sauce que había en el patio del orfanato. Disfrutaba de estar allí por horas leyendo mi libro favorito. Me hacía sentir cómo si no estuviera solo en el mundo.

"El Topo no había alzado nunca su cabeza por encima de la tierra desde que nació. Pero un buen día, sin previo aviso, abandonó su trabajo de limpieza en su pequeña casa, murmurando: ¡Oh, no, no puedo soportarlo más!, y de repente, explotó, se disparó y salió fuera.

Había primavera en el aire; algo insistía en él con vehemencia que debía romper y escapar, y antes de que supiera lo que estaba haciendo, dejó de cavar, comenzó a raspar, a horadar, y se encontró revolcándose en el cálido sol de la primavera, en un gran prado."

La cálida brisa de verano chocaba contra mi rostro mientras leía con atención, admirando la valentía del tipo, cuándo una sombra apareció frente a mí, interrumpiendo mi lectura.

—¿Cómo te llamas?—preguntó ella, con curiosidad. Levanté mi vista para verla. Se trataba de la niña que se veía como princesa, Jisoo.

—Soy Minjoon —contesté algo nervioso; nunca me había sentido así frente a una niña, y no entendía por qué ella me hacía sentir así.

—Encantada de conocerte, Minjoon—sonrió y se sentó a mi lado—. Oh, ¿estás leyendo "El viento en los sauces"? —preguntó curiosa. Yo sólo asentí, viéndola como hipnotizado—. ¡Es mi libro favorito! —exclamó con emoción, abriendo sus enormes ojos negros.

—¿Ah? ¿De verdad? —pregunté, extrañado, mientras acomodaba mis gafas.

—¿Qué? ¿Por qué me ves así? —preguntó ella, viéndome con su ceja ligeramente levantada...

La Flor de la Venganza (EN CURSO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora