el sentimiento de una montaña rusa

La gota que derramó el vaso.

Y entonces dejé de contar los días, los días que pasaron desde que te conocí, y los que faltaban para volver a verte, dejé de contar los sueños en los que aparecías y las metas que te incluían.

El tiempo empezó a pasar de diferente manera, y me dí cuenta que fue hace poco cuando te conocí y no como yo lo sentía, que te conocía de toda la vida.

Entonces dejé de contar las noches de desvelo recordando nuestros cruces de miradas e imaginando que aún me amabas. el cielo paso de ser azul a convertirse en sombras grises y nubes de tormentas como aquellas noches de llanto que pasé imaginándome una realidad distinta.

Mi vida tomó un rumbo diferente y me dí cuenta del miedo que tenía de alejarme de tí completamente. dejé de contar los miedos que quería superar a tu lado y empecé a vivir el miedo de no verte más a mi lado.

Dejé de contar las anécdotas en las que aparecías porque sabía q era momento de superarte, y empecé a fingir que te olvidé cuando lo único que hacía era recordarte. dejé de contar las canciones que quise un dia dedicarte Pero no lo hice por el miedo de libremente amarte.

Deje de contar los deseos que a diario le pedía a las estrellas, sabiendo que siempre era el mismo y que veía el brillo de tus ojos en cada una de ellas. con el tiempo, dejé de contar las veces que creía haberte visto en las calles de tanto extrañarte, y las tantas veces que después de eso quise buscarte.

Pero hoy en día ya no importa, aunque gracias a tí supe que debemos ser felices cuando podamos porque la vida es corta.

Dejé de contar las veces que quise devolver el tiempo y reescribir el final de nuestro cuento. dejé de contar las veces que me reproché no haberte demostrado mis sentimientos con hechos y no con palabras porque esas se las lleva el viento.

Dejé de contar, todas las veces que borré ese mensaje, el mismo que habría cambiado nuestro destino, o las veces que le pedí al universo que cruzara de nuevo nuestros caminos.

Y es que ya no importa ya da igual, porque dejé de contar los días desde que te conocí hasta la fecha actual.