Ojos color limón
Estaba asustada. Esos hombres estaban tratando de entrar a mi casa. No había nadie , mi padre estaba en la oficina y mi madre en la casa del antipático de mi nuevo padrastro , mis hermanos mayores tampoco estaban solo era yo en esta situación
—Niña te dije que abrieras la puerta. De todas maneras, vamos a entrar.
Se escuchó un ruido en la parte trasera de la casa.
—Están forzando la puerta de atrás también. ¿Qué hare, que haré? Piensa Gabriela, ¡Piensa!
—Ya casi entramos niñita. Si se te acurre gritar, te mataremos.
—Ya sé. La pistola del cuarto de mi padre debajo del colchón. La tomaré y amenazaré a esos tipos – me dije mientras iba al cuarto.En mi vida había sentido tanto miedo.
Cuando levanté el colchón, efectivamente, ahí estaba. Al instante de tomarla, los tipos lograron entrar.—Escúchenme imbéciles. Mi padre es investigador y policía. Si salen de aquí en este instante no les dispararé y haré como si nada de esto hubiera pasado. - Los enfrenté, la mirada y la pistola en alto.
—Niña, estás jugando conmigo. Por favor. podríamos matarte si quisiéramos. Deja de escandalizar
—Déjamelo a mí – un hombre se acercó con pasos lentos, haciendo que el cañón de la pistola tocara su pecho.Me miraba fijamente, todos ellos estaban enmascarados, con la voz alterada, vestidos de negro y con unas máscaras de tela negras con huecos para los ojos.
—Si vas a disparar, dispara. Ve, anda, dispárame. - risa de burla - Ni siquiera sabes usar esa arma, pero te admiro. Eres muy valiente – me tocó el cabello, que se me había soltado.—¡No me toques! ¡Te voy a disparar si no sales de aquí ahora!
—Ya nos vamos. Tranquilízate.
—¿Cómo que nos vamos, idiota? Sabes que todo lo que hay en esta casa vale dinero.
—No me importa. Nos vamos, chicos
—Pero…
—Te dije que nos vamos. Es suficiente para que el padre capte el mensaje. No nos conviene meternos más allá de eso con la policía. Por ahora - me miró y dio la espalda.
—Chicos, caminen. Ya lo oyeron. No tenemos nada que hacer aquí.
—Espero volvernos a ver algún día, señorita.
—Yo espero nunca volverte a ver en mi vida, imbécil.Se fueron. Al fin pude tomar aire. Fue tan rápido, tan intenso, que no tenía tiempo ni para respirar. Había estado a punto de ser robada y sabrá dios qué hubieran hecho si no me hubiera defendido
Dos horas después, ya eran las tres de mañana. No podía dormir. Lo que había pasado me había alterado demasiado. Sentí la puerta de adelante, bajé de la litera rápidamente y fui a la sala de la casa con los nervios afilados
—Gaby. ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Por qué me miras así?
Lo abracé con fuerza
—Tenía miedo, Royniel. Mucho miedo.
—¿Qué paso, mi hermana? ¿Qué pasó? – quiso saber, aceptándome el abrazo
—No les cuentes nada a mami, ni a papi, por favor.
—¿Y papá, no debía estar aquí?
—Me llamó por la tarde diciendo que hubo un cambio de guardia de última hora, y no venía hasta por la mañana.
—Gaby, estás temblando. ¿Qué cosa pudo haber pasado para dejarte a ti así? - se sorprendió Roy. Él sabe que no soy de sentir miedo.
—Casi nos roban - tomé un respiro para contarle —Unos hombres, eran como cino, vinieron y forzaron las puertas. Entraron, pero los amenacé con la pistola de papi y se fueron sin llevarse nada.Volví a tomar aire. Odiaba recordarlo.
—Que extraño. No es por nada, mi hermana, pero usualmente no harían eso. Eres una mujer contra cinco hombres. ¿Te fijaste si había algo extraño? ¿Ellos estaban armados?
—Sí estaban armados. Cada uno de ellos. Pero cuando uno de ellos fue a sacar el arma otro lo detuvo, me dijo un par de cosas, en fin, no sé. Me abruma recordar.
—Mi hermana, ¿Le lograste ver la cara a alguno de esos tipos?
—Para nada. Estaban con máscaras de tela negras y solo se les notaban los ojos.
—¿Viste algún detalle en específico en alguno de ellos?
—Ahora que recuerdo, sí. Ese, el que detuvo al otro y se me acercó, tenía una mirada muy intrigante
—¿A qué te refieres?
—No solo eran sus ojos color limón muy llamativos sino su forma de mirar. No se veía mala persona, la verdad.
—¿En serio, mi hermana?
—Ay, ya, Roimel. Si no me quieres creer, está bien. Me da igual. Solo sé que no estabas aquí, para nada, así que no tienes derecho a reclamarme.
—Ya no hablemos más de ese tema. Déjame ir al baño a echarme agua en la cara por lo menos, que vengo molido.Esperé a que regresara, para cambiar un poco el tema.
—¿Por qué pasas tanto tiempo fuera?
—Agarrar un arma, preguntar. ¿Ahora también eres policía, hermana?
—Tú lo eras, con papá. ¿Por qué lo dejaste?
—No me gustan ni los burós ni los uniformes. Ok. Trata de dormir. Yo me quedaré aquí. Primero pondré el candado a la puerta trasera, y dormiré esta noche en el sofá. No te preocupes por nada. ¿Te has lavado los dientes?
—¿Cómo me voy a acordar de algo como eso con lo que pasó?
—Pues a limpiar esa boca. ¿Cómo vas a ponerte fuerte con unos ladrones la próxima vez si se te han caído los dientes?Fui al baño y abrí el botiquín. Detrás del tubo de pasta de dientes, vi por primera vez unos lentes de contacto, de un verde casi amarillo, flotando en un pomo cerrado. ¿Serían de Roynel? Estaba de moda ponerse lentes para cambiarse el color de los ojos entre la gente de su edad.
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Ojos color Limón
Novela JuvenilOcurre un asalto en la casa de Gabriela .Pero sorprendentemente el líder de los asaltantes no quiso hacerle ningún daño y mando a retirarse sin lograr su objetivo inicial .Ella y su hermano enfrentarán distintos conflictos mientras sus padres están...