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—Oh, Dr. Jeon —suspiró Elaine, estirando su cuerpo como un gato contento, satisfecho, pareciendo placenteramente utilizada y completamente follada. Mi agotada polla se contrajo un poco, sin duda de la postcombustión de nuestro vigoroso acoplamiento—. Eso fue tan... —se mordió el labio inferior y negó con la cabeza como si estuviera tratando de ordenar sus pensamientos—... increíble. Perfecto.
Su sonrisa tímida era contagiosa, y me encontré sonriendo en respuesta.
—¿No fui demasiado duro, entonces?
Ella se rió y negó con la cabeza, pasando sus dedos sobre mi abdomen, los ojos fijos en los míos.
—Como dije, perfecto.
—Bueno, tener una visión de tus deseos más íntimos no dolió mucho. —Vaya. ¿Cómo era tan fácil bromear así después de lo que habíamos hecho? Esta era por lo general la parte incómoda.
Otra razón por la que no me daría por vencido con esta chica en cualquier momento pronto.
—Estaba tan avergonzada de que lo leyera. ¡Nunca he estado tan humillada en mi vida! No puedo decir que me arrepiento, sin embargo.
—No es que no me guste tu habitual y brillante trabajo, pero pequeña, deberías equivocarte con los papeles más a menudo —bromeé, envolviendo mis brazos alrededor de la cintura de Elaine. No estaba dispuesto a dejarla ir por el momento.
—Oh, hay mucho más de donde vino eso —respondió ella con una sonrisa socarrona.
—¿Ah, sí? —contesté, mi polla saltando a la vida ante la idea de leer más de sus fantasías—. Entonces pienso que deberíamos discutir algunas oportunidades para que ganes un poco... de crédito adicional.
—¿Crédito adicional? —murmuró inquisitivamente, mirando hacia mí con los ojos llenos de curiosidad.
—Una tarea de escritura. Sólo para ti —susurré, mis labios en su oreja. Ella se estremeció y gimió cuando deslicé mi mano sugestivamente entre sus muslos, separándolos rápidamente. No dudó en extenderse para mí, concediéndome acceso completo a cada centímetro de su húmedo sexo—. Voy a estar esperando otra entrada de tu diario en mi bandeja de entrada personal antes de la medianoche de mañana.
—Oh, Dr. Jeon —musito ella mientras yo jugaba con su coño, preparándola para tomar mi polla una vez más.
—Y alístate para un debate a fondo la noche del viernes. En mi casa.
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