Segunda parte. (2/2)

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Los días transcurrían lentamente y Jungkook no lograba sacudirse la sensación de inquietud que lo acosaba desde aquel encuentro en el pasillo. La imagen de la expresión de pánico en el rostro de Jimin y la actitud aparentemente despreocupada de Noah se habían incrustado en su mente, atormentándolo sin descanso.

Cada vez que veía a Jimin con Noah en los pasillos o durante las comidas, no podía evitar notar los sutiles signos de malestar en su ex. Se preguntaba por qué Jimin, alguien que siempre había sido tan alegre y sociable, comenzaba a comportarse de manera tan diferente con Noah, un tipo que solía ser todo sonrisas y simpatía.

Jungkook se esforzaba por mantenerse al margen, convenciéndose de que lo que ocurría entre Noah y Jimin no era asunto suyo. Sin embargo, cuanto más intentaba ignorarlo, más se obsesionaba con el tema.

Nunca había sido bueno para meterse en sus propios asuntos, y el hecho de que algo perturbara a Jimin lo volvía loco, aunque jamás lo admitiría. Se encontraba observando cada vez más a su ex, escrutando sus interacciones con Noah, tratando de desentrañar el misterio detrás de su comportamiento ansioso.

Incluso se sorprendía a sí mismo tratando de escuchar disimuladamente cada vez que Noah y Jimin conversaban, con la esperanza de captar algún indicio sobre la causa de su angustia. Pero por más que se acercara, nunca lograba entender lo que se decía; sólo percibía el marcado contraste entre el comportamiento tenso de Jimin y la despreocupación de Noah. Aquello era frustrante, por decir lo menos.

Entonces, Jungkook notó algo extraño en Jimin: una marca de dedos en su brazo, como si alguien lo hubiera agarrado con fuerza. Sin embargo, Jimin la escondió rápidamente bajo su ropa holgada, esperando que nadie se diera cuenta.

Los ojos de Jungkook, siempre agudos, vislumbraron brevemente aquella marca en el brazo de su ex. Era una huella reciente, roja y con forma de dedo, pero antes de que pudiera observarla con detenimiento, Jimin la ocultó apresuradamente.

La irritación de Jungkook por el comportamiento anterior de Jimin se transformó primero en sorpresa y luego en ira. ¿Quién demonios lo estaba agarrando de esa manera? ¿Y por qué Jimin la escondía?

La mente de Jungkook comenzó a llenarse de posibilidades y sospechas. ¿Podría ser Noah? No, esa idea no le parecía correcta, aunque no podía explicar completamente por qué.

Sabía que no debería involucrarse tanto, pero al ver esa marca en el brazo de Jimin, y la forma en que él la ocultaba, despertó en Jungkook un instinto protector que creía haber reprimido.

Decidió que ya había tenido suficiente. No podía quedarse impasible e ignorar aquello. Tal vez sólo estaba siendo paranoico, pero la idea de que alguien pudiera haber lastimado a Jimin, la visión de esa marca en su brazo, hizo que la ira le hirviera por dentro.

Sin pensarlo dos veces, Jungkook comenzó a caminar hacia Jimin.

Cuando Jungkook se acercó a él, trató de mantener una expresión neutral, pero un destello de ira en sus ojos traicionó su agitación interior. Se detuvo a unos metros de Jimin, con la mirada fija en su rostro, esforzándose por leer sus emociones.

— ¿Puedo hablar contigo un minuto? —Preguntó Jungkook, con una voz baja y seria.

Jimin se asustó, como si temiera algo, pero al reconocer a Jungkook, dejó escapar un suspiro de alivio.

— ¿Qué necesitas?

Jungkook notó el miedo inicial en su expresión, la forma en que por un momento creyó que era otra persona. Luego, vio el reconocimiento y el alivio cuando se dio cuenta de que sólo era él.

Hizo una pausa, estudiando su rostro. Todavía podía percibir una corriente subyacente de ansiedad en su comportamiento, lo que lo hizo más decidido a descubrir la verdad.

TOO SWEET 甘い KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora