Apocalype - Hermione Granger

02

━━━━━━━༺༻━━━━━━━
Quinto año

Emaline despertó con la respiración agitada. Otra pesadilla recordando lo que pasó en el laberinto del año pasado. Lo peor era que eran todas las noches soñando con lo mismo, una y otra vez: Cedric siendo asesinado por colagusano y a su hermano siendo torturado por Voldemort.

Todos los días se despertaba igual; ya ni siquiera podía dormir una pequeña siesta porque el recuerdo de Cedric estaba ahí, atormentando sus sueños cada noche.

Se sentó en la cama mientras intentaba calmar su respiración y no pensar en la pesadilla. Recorría la habitación con la mirada. No era su habitación, sino una de las habitaciones de la casa de los Black.

—¡Emaline!  —alguien golpeó la puerta, sacándola de sus pensamientos.— Tu hermano ya se va, ven a despedirte.

Mierda, hoy era el día del juicio de su hermano. Lo había olvidado por completo.

Emaline se levantó rápidamente de la cama y abrió la puerta para encontrarse con Remus, que tenía una sonrisa, aunque estaba algo preocupado por Harry.

—Buen día, Emmie.

—Buenos días. ¿Dónde está Harry?

—Abajo. Se va luego, ve a despedirte.

Emaline asintió y bajó las escaleras. Abajo estaba su hermano, que intentaba ocultar sus nervios. Obviamente, eso no pasó desapercibido para su hermana.

Emaline no dijo nada y solo le dio un abrazo reconfortante a su hermano, que agradeció internamente que lo hubiera hecho porque sus nervios se habían calmado un poco.

—Estarás bien, Hazz. Ya verás.

—Sí, lo estaré.

Harry parecía seguro de sí mismo, aunque en el fondo temía que no le fuera bien y lo expulsaran de verdad. Su vida sería muy miserable teniendo que vivir lejos de su hermana y, obviamente, con los Dursley.

Emaline, al igual que Harry, temía que él no ganara el juicio y lo expulsaran de Hogwarts. Solo pensar en no vivir con Harry le daba ganas de llorar.

Ella se sentó en uno de los sillones de la sala, estaban tan viejos y desgastados que sonaban los resortes cada vez que alguien se paraba o se sentaba en él.

Intentaba no pensar en lo peor que podría pasar. Si ya de por sí tenía a todo el Ministerio de Magia y a casi todo el mundo mágico en contra de ella y de su hermano porque pensaban que eran unos mentirosos y asesinos, no quería arruinarse el día con malos pensamientos.

Remus pudo notar esto con solo verla sentada mirando hacia la nada. Él se sentó junto a ella, haciendo que el sillón volviera a rechinar.

—Estos sillones están algo viejos, ¿no crees? —dijo en un intento de animarla, pero fue en vano.— Harry estará bien, Emmie. Él está en buenas manos, ya verás que no lo expulsarán.

—No es solo por eso... —respondió en un tono triste.

—¿Por qué más?

—Nadie nos creerá de igual forma, todos creen que somos unos asesinos y mentirosos, que matamos a Cedric.

La mirada de Remus se suavizó y dio un suspiro largo. Él puso una mano en el hombro de Emaline en forma de consuelo.