El aroma de la mañana, en compañía de un café americano tras haber salido de la ducha, era un momento de paz, ignorando su dolor de espalda por haberla forzado a dormir en el suelo y a cargar cubetas de agua hasta el baño porque aún no arreglaba su regadera. Comenzaba a creer que la verdadera juventud acababa a partir de los 20's.
El saludar a las pocas personas que le deseaban los buenos días, lo llenaba de calidez y ánimos para ir a su trabajo asegurado. El ayuntamiento comenzaba a parecer imponente, teniendo que sacar valor para entrar con seguridad hasta la sala de espera de las oficinas, anunciándose para ser atendido, aunque sus nervios no le dejarían por mucho tiempo pues de vez en cuando revisaba que su documentación estuviera correcta.
– Señor Allan Poe, por aquí por favor.
Siguió al joven albino, que de inmediato llamó su atención. Al ser observador por naturaleza, la presencia ajena le pareció espléndida, no era superficial como solía ser la mayoría de los jóvenes.
– ¿Y q-que tal el trabajo? – no era buen conversador, pero podría atribuirse a intentos.
– No me pagan lo suficiente, señor – río con nerviosismo – Me obligan hacer el papeleo de mi compañero que sólo se dedica a pensar en el suicidio ¿puede creerlo?
– Eso es explotación laboral.. eeeh..
– Nakajima, Atsushi Nakajima.
– Un gusto.
– Igual, supongo que trabajará para el señor Edogawa, nadie quiere trabajar con él, por lo que el puesto sigue vacante. Le recomendaría que siempre traiga dulces y un mapa con usted.
Se habían detenido frente a la oficina de recursos humanos, dándose un apretón de manos – Lo tomaré en cuenta, joven Nakajima.
– Sin tanta formalidad por favor, solo dígame Atsushi.
– De acuerd- – ¡¡¿DONDE ESTÁ EL DESPERDICIO DE VENDAJES?!! – grito, estrellando la puerta con fuerza contra la cara de Poe, haciendo que este cayera al suelo.
– ¡Señor Allan!
[...]
Atsushi colocaba una pequeña bolsa de hielo sobre la nariz ajena, ocasionando un pequeño siseo de su parte – Perdón, señor Allan ¿Lo lastime?
– No… para nada; Vaya que el señor Doppo es muy fuerte – sostuvo la bolsa de hielo con cuidado, manteniendo una pequeña sonrisa nerviosa.
– Y esto no es nada – comenzó a reír.
Tras el vidrio de la oficina, se encontraba Kunikida Doppo, a lado del detective Ranpo Edogawa; uno no sabía a donde mirar por la vergüenza y otro solo mantenía su mano en la frente, ocultando su risa.
– Kunikida, te dije que contrataras a Poe, no que le golpearas la nariz… por suerte solo sangro un poco.
– Perdóneme Ranpo, pediré disculpas inmediatamente al señor Poe por mi comportamiento indebido… procuraré descargar mi enojo contra la persona correcta.
– Sabes que Dazai, no te dejará que lo uses de saco de box – comenzó a retirarse – Una vez que lo contrates, dile que lo veo en mi oficina por favor.
El rubio asintió, dejando entre cerrada la puerta de la oficina para no entrar en un momento incómodo – Y esa fue la historia de cómo el señor Kunikida, protegió a una niña de un explosivo de ferrocarril – esa voz era del albino.
– Impresionante, no puedo esperar un minuto más para empezar a trabajar.
– Me alegra escuchar eso, señor Allan Poe; Atsushi tenemos un caso, dirígete con Tanizaki – el albino asintió, despidiéndose en silencio – Una disculpa de antemano por haberle golpeado.
ESTÁS LEYENDO
SN [Fyodor Dostoyevski X Edgar Allan Poe]
FanfictionEn los confines de las casas se guardan secretos inmaculados, que sí eres capaz de quedarte en silencio, aún puedes escuchar los sonidos húmedos de amores prohibidos, las penas de dolores pasados y los susurros de las traiciones. Pero.... así como l...