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Era el día siguiente que desencadenaría eventos afortunados y otros, quizás, no tanto. Santiago recién se levantaba y mirando el reloj se dió cuenta que se le había hecho más tarde de lo que esperaba así que se levantó, bañó, vistió y se fue corriendo al programa.
—Amigo, me quedé re dormido, estoy yendo, disculpen —Avisó el rubio por el grupo de Whatsapp.
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Santiago pagó y apresurado bajó del auto luego de media hora de viaje.
Mientras iba avanzando el programa llegó el momento de sus tantas tandas y en la pausa Uni le habló.
—¿Te acordás algo de anoche?— preguntó entre risas y Santiago se rasco la nuca.
—Nada amigo, estaba pasado pasado —Le respondió el rubio.
Uni estiró los labios y le mostró una foto.
—¿Ese soy yo?— Pregunto Santiago.
—No idiota, es Morte. Si, amigo, sos vos —Respondio Germán— Y ahora te vas a tener que hacer como el que no sabes nada porque Mora va a venir al programa.
—¿Que? No me jodas —Dijo el rubio mientras se agarraba la cabeza— ¿Es Mora?
Santiago veía la foto una y otra vez hasta que claramente confirmo que si eran ellos, no se acordaba de nada.
—Si amigo ¿Posta no te acordás de nada? —Preguntó Uni.
—No boludo, te juro, tome como nunca anoche —Expresó Santiago.
Uni solo se río y miro serio a la puerta al escuchar como alguien había entrado.
—Hola chicos —Mora había entrado al lugar con su singular sonrisa.
Santiago sonrió casi como un reflejo, se aclaro la garganta y bajo la mirada.
—Holaa —Saludó Uni con un abrazo e igual lo hizo Franco.
—¿Cómo están?— preguntó.— Hola Santi —Me miro directo a los ojos, a lo cual sonreí.
—¿Cómo estas, Mo?— Me acerque y la salude de cachete.
