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Quiero recordar que esto no es una novela, y que por tanto, las acciones van más rápido de lo habitual. Dije que esta historia no sería muy larga, así que no puedo llevar un ritmo lento de los acontecimientos.

Dicho esto.

Disfrutad.

POV JACK CONWAY

La pila de papeles y denuncias parecía no tener fin. Llevaba desde las siete de la mañana firmando papeles sin parar, atendiendo a completos gilipollas y sin tener tiempo ni siquiera para comer.
Si bien estaba distraído con tanto trabajo, había algo que no podía ignorar, una mala sensación que, conociendo mis instintos, se haría realidad muy pronto.

Algo estaba creciendo en la oscuridad, alimentándose de odio y preparándose para salir a la luz y destrozarla hasta que todo sea igual de oscuro que la vida para él.
Miré por la ventana de mi despacho, viendo como se avecinaba una tormenta a lo lejos, por detrás de las montañas más altas de Los Santos.

Tragué grueso.

—A todos los agentes —hablé por radio, sintiendo un hormigueo en mi pierna que no podía significar nada bueno —. Vayan con máximo 10-3.

—10-4 —respondieron al unísono.

No quería volver a pisar el cementerio de policías si no era para enterrarme a mí mismo, pero los temblores involuntarios de mi cuerpo me avisaban de que, sea lo que sea que estuviera de camino, iba a ser imparable.

Me sonó el teléfono, como un aviso de que mis sospechas eran ciertas y lo revisé. Era un mensaje de Trucazo, en el que ponía «Scarlett no ha mejorado. Me quedaré fuera de servicio hasta que se recupere»

Fruncí el ceño.

“Me quedaré fuera de servicio hasta que se recupere”

¿Acaso ellos dos estaban juntos ahora mismo?

POV SCARLETT MAVIS

Nunca antes me había encontrado tan mal. Algo tan simple y cotidiano como abrir los ojos se había vuelto todo un reto y parecía que tenía dos estacas clavadas en mis sienes. A pesar del dolor y la molestia, logré incorporarme sobre la cama, vacía.  No me sorprendió el hecho de que Freddy no estuviera a mi lado al despertar, al fin y al cabo, ya había hecho suficiente con ayudarme a conciliar el sueño.

Me puse en pie, notando que mis piernas hoy no funcionaban del todo bien y por eso les costaba tanto aguantar mi propio peso. Crucé el pasillo hasta llegar al salón-cocina, que también estaba vacío y que olía a algo dulce que no supe identificar.

—¿Qué haces despierta tan temprano?

Di un pequeño bote por el susto y me di media vuelta, encontrándome con Freddy, que acababa de salir del baño con el cabello húmedo y vestido solo con unas botas militares y unos pantalones cargo anchos, el color no hace falta ni que lo diga.
Mi mirada se deslizó involuntariamente a su torso descubierto, por primera vez exceptuando las malditas prácticas en las que mis hormonas me jugaron una mala pasada. Era sorprendente como un hombre de su edad, que aunque tampoco era mucha, pudiera mantener ese físico tan despampanante.

Tenía el cuerpo cubierto de tatuajes que solo le podían quedar bien a él y las cicatrices que…, joder.
Tenía miles de cicatrices por el torso, pero las que más destacaban de él eran las de su rostro. Una de ellas cruzaba sus labios como un relámpago y otras, bastante menos visibles, decoraban su mejilla izquierda.

Me obligué a dejar de mirar y entonces, contesté:
—No lo sé, no podía dormir más.

Sus ojos me analizaron en profundidad y los míos a él, encontrando un brillo de desconfianza que no me gustó en absoluto, pero que seguramente, yo también tendría. Freddy conocía a Nick y eso era algo que no podía ignorar.

Indomable | Freddy Trucazo × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora