Para mi preciosa favorita,
mi bebé más consentida,
para Ale.
te quiero infinitamente.
-¿Señor Sainz? – dijo el joven secretario mientras entraba con delicadeza a habitación, el grupo de hombres reunidos a lo largo de la mesa voltearon en su dirección.
-Sí, Lando? – dijo el presidente de Sainz Co. El más joven negó suavemente con la cabeza y el Señor Sainz suspiró brevemente de una manera imperceptible para los demás. – caballeros un momento... - dijo sin inmutarse, los tenía a todos cogidos de los pantalones ningún accionista osaría intentar ir contra el joven magnate que era evidente que sabía hacer bien su trabajo.
- ¿qué sucede muñeco? – dijo con chulería quitando un rizo del más joven con su mano y pasando suave y discretamente un dedo por su mandíbula.
-señor Sainz... - dijo Lando bajando la mirada totalmente sonrojada, el chasqueo por parte del mayor le hizo levantar la mirada. – respuesta incorrecta muñequito, ¿cómo te he dicho que me digas? – dijo mirándole con aquellos penetrantes ojos cafés que demandaban la respuesta correcta que debía salir de esos labios en forma de corazón.
-Papi... - dijo suavemente el menor mientras sus mejillas se hacían aún más rojas.
Este jueguito había ya durado demasiado tiempo, pero Lando era incapaz de ponerle frente a su apuesto jefe que no se cansaba de coquetear con él; haciéndolo llamarlo "Papi" cuando solo ellos dos estaban presentes.
-muy bien bebé, aún sabes la respuesta correcta – dijo en el mismo de tono bajo que al principio pero que sonó un poco más ronco, el español sintiendo como apretaban sus pantalones al oír la voz del británico. – ¿qué sucede? –
-Su esposo señor... - dijo Lando volviendo a bajar la mirada, golpeándose mentalmente por seguir el juego y empaparse pensando en su jefe, en su muy casado jefe. Un suspiro cansado del mayor se dejó oír en el pasillo.
-llama a seguridad Lando, no lo dejen entrar de nuevo, resolveré esto de manera privada... llama a Roberto y dile que se encargue de sacarlo... - Roberto Merhi, jefe de seguridad y amigo de la infancia de Carlos Sainz era el más eficiente en asegurar la integridad de la vida de su jefe y amigo.
Lando asintió, tomando su celular texteando rápidamente y cogiendo su agenda para anotar unas cosas. – muy bien señor Sainz... papi... - corrigió notando la mirada del mayor - Me encargaré de eso ... - el secretario hizo el amago de irse, pero la mano del español en la parte baja de su espalda le estuvo. – quiero que uses el regalo que te traje hoy... - dijo en una orden.
El británico se puso aún más rojo y asintió apretando la agenda y el celular fuertemente, sus nudillos blancos de la fuerza. – oh, ya lo estás usando... excelente cariño... ve a tu lugar... sigue haciendo tu trabajo... - Lando asintió mientras caminaba de vuelta por el pasillo de Sainz Co.
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MAS DE LO QUE SOÑÉ
RandomDe niño Carlos tenía un sueño: Crecer, tomar las riendas del Emporio familiar como su padre, y su abuelo y el resto de Sainz que habían hecho crecer su nombre; conocer al amor de su vida, casarse y tener hijos. Conocer al amor de su vida, estando ca...