Entramos en la fiesta y los presentes enloquecieron, nos sacamos las máscaras y sus gritos se hicieron presentes.
Nos sacamos fotos con los chicos y un rato después volvimos a la cabaña.
Fui a mí habitación y mí hermana estaba desmaquillandose.
—¿Por qué te fuiste antes?
—Estaba cansada, Juli.
Asentí y me cambie.
Me desmaquille y fui a la cocina.
En la cocina estaba Marcos.
—¿Me alcanzas un vaso porfa?—Pregunte intentando llegar a dónde estaban los vasos.
El soltó una risa y me dio un vaso.
—No me da risa—Dije aguantando una carcajada.
—¿No?
El me miró fijamente y solté una carcajada.
Tomé agua y dejé el vaso sobre la mesa.
—¿Viste como se emocionaron?
—Si, estaban re contentos.
—Sobre todo las chicas.
—Si te re quieren.
—Si, pero por vos mueren, ¿No te diste cuenta?
—Estas exagerando, Ju.
Yo solamente sonreí y nos quedamos mirando durante unos segundos.
—Me voy... A dormir.—Dije tragando grueso por la cercanía.
El asintió y yo entre en mí habitación.
Me acosté en la cama y suspiré.
—¿Está todo bien?
—Si, Camí.
Ella apagó su celular y se durmió.
Pero yo no pude hacerlo.
No dejaba de pensar en lo que había pasado minutos antes en la cocina.
Marcos y yo habíamos tenido algo el año pasado pero habíamos decidido ser amigos.
Pero estaba claro que entre nosotros había mucha tensión.
Y todos lo notaban.
Aunque el momento de la cocina había sido raro.
Se sentía mucha tensión estando los dos solos en la cocina.
Cada vez que tenemos que estar solos es todo muy tenso.
En la cocina sentí la necesidad de besarlo pero no podía hacerlo.
Yo ya lo había superado o eso intento creer.
Después de dar varias vueltas en la cama decidí levantarme.
Me senté en el sillón y me quedé con el celular hasta que escuche que alguien se levantó.
—¿Que haces despierta?
—Estoy pensado.
Marquitos se sentó a mí lado y me miró.
—¿En qué?
—Sos chismoso.
El soltó una risa y yo también.
—Pensaba en varias cosas.
—¿Marcos?
—Un poco, es raro todo. Quedamos como amigos pero todo es diferente, no es lo mismo.
