Varios meses después de nuestra separación una propuesta de trabajo nos volvió a unir.
Una sesión de fotos juntos.
Me levanté temprano y me metí a bañar.
Cuando estuve lista fui a la sesión de fotos.
Me tomaron algunas fotos a mí sola mientras marcos terminaba de prepararse y una vez que el estuvo listo mis nervios se intensificaron.
El se acerco y ambos nos posicionamos frente a la cámara.
Esperamos que los fotógrafos nos digan cómo teníamos que posar para esta campaña y la tensión entre nosotros era palpable.
En el ambiente había mucha tensión y ambos estábamos bastante incomodos.
—Marcos, agarra a Juli de la cintura.
El asintió y puso su mano en mí mí cintura.
Todo mí cuerpo se tenso al sentir su mano en mí cuerpo y el fotógrafo lo noto.
—Juli, relaja.
Asentí y suspiré.
Unas fotos más y cambiamos la pose.
Esta vez teníamos que mirarnos fijamente mientras el me agarraba de la cintura y yo de su cuello.
Estábamos a pocos centímetros y y nuestras miradas eran intensas.
Cuando nos dieron unos minutos agarre una de las botellas de agua y tome de ella.
Mis manos temblaban y suspiré intentando calmarme.
La tensión entre nosotros me ponía muy nerviosa.
En un momento que nadie miraba el me agarró del brazo y me llevo a uno de los camarines.
Cerro la puerta y lo mire sorprendida e intrigada.
El me agarró las manos y me abrazo.
—Perdoname, todo es mí culpa.
No correspondi al abrazo pero un nudo se formó en mí garganta y lágrimas lucharon por salir de mis ojos.
—Ya esta—Dije con un hilo de voz—Ya paso.
El se separó y nos miramos fijamente durante unos segundos.
Nos acercamos y estábamos a punto de besarnos cuando la puerta se abrió.
—Chicos—Dijo el fotógrafo — Los estábamos buscando, vengan, porfa.
Asentimos nerviosos y fuimos a sacarnos fotos otra vez.
Después de que la sesión termino me fui lo más rápido posible.
Note que me siguió pero dejo de hacerlo cuando me subí al auto.
Suspiré y mí mamá me miró intrigada.
—¿Todo bien ju?
—Si ma.
Ella asintio poco convencida y me llevo a mí casa.
Una vez allí tuve que grabar unas campañas pero tenía cero ganas.
Me sentía muy mal.
Una vez que grabé todas las campañas me acosté a dormir.
Me desperté cuando ya era de noche, con veintinueve llamadas perdidas de Marcos, quince de Dafne, diez de lola, seis de Nacho y cuatro de Bauti.
Y miles de mensajes.
Todos preguntando cómo estaba y porque no respondía.
Tocaron el timbre y me levanté a abrir.